Capítulo 116

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-Cuanto extrañaba esto- dijo Danielle mientras se sentaba en una de las bancas del centro comercial, exhausta.

-¿Cuatro horas de compras?-.

-Admite que es genial- observó la numerosa cantidad de bolsas que habían esparcidas a su lado. -Además todo lo que hemos comprado es precioso. Esa tienda nueva entra -definitivamente- en mi lista de favoritas-.

-¿Tienes una lista?- pregunté asombrada.

-Por supuesto cariño- afirmó- vamos a dejar las bolsas en el auto y luego volvemos por un helado, ¿te parece?-.

Asentí y ella volvió a tomar todas las bolsas con bastante dificultad ya que probablemente eran más de diez.

Amaba tener a ese prototipo de amiga que le encanta salir de compras y estar a la última moda.

Yo no era así, pero era agradable tener un ejemplo.

Los días pasaban y cada vez me gustaba más mi trabajo. Me llevaba de maravilla con mis alumnos, y no había tenido conflictos. Admito que sus notas en el primer examen no fueron muy buenas, pero los había visto progresar de sobremanera a algunos que -sinceramente- pensé que nunca lo harían.

Louis había comenzado a trabajar en la misma empresa que trabajaba antes, pero ésta vez, ubicada en Londres. Quedaba a una hora de casa, por lo que en las mañanas, luego de dejarme en la universidad, se iba directamente al trabajo y volvía por la noche.

No voy a decir que las cosas iban mal, pero admito que comenzaba a mostrarme más distante con él. Ya no hablábamos tanto ni salíamos como antes. Nuestras cortas charlas sólo eran un 'Qué tengas un buen día cielo' y finalizaban con 'Estoy muy cansado, lo siento. Buenas noches cariño'

Por otro lado, mi mente luchaba con reprimir todo pensamiento ajeno a él. O más bien, pensamientos referentes a Harry. Porqué no había otro en mi cabeza que no sea él.

¿Cómo terminar con una de las personas que más te ha ayudado en la vida? Con aquella con la que haz pasado momentos inolvidables y la tristeza no tinta sus recuerdos en ningún momento.

Algo me impedía desprenderme de Louis definitivamente, y se que quizá -con probabilidad- sería el miedo a caer en los mismos juegos otra vez. Como ya había dicho un centenar de veces, él era mi ángel, y si lo perdía... no quería ni pensarlo. 

No había vuelto a ver a Harry desde aquella clase. Ni llamadas, ni mensajes, tampoco correos. 

Cero contacto. No es que quisiera que me llamáse...

Esa tarde, mientras organizaba los examenes que iba a tomar en dos semanas, alguien tocó a mi puerta.

Caminé por el pasillo hasta el recibidor dónde sin mirar quién era, abrí la puerta.

Mi visita me dejó sorprendida.

-¿Gemma?- dije con una sonrisa.

-Hola ___________. Tanto sin verte- me correspondió ella sonriéndome también- ¿tienes tiempo?-.

-Por supuesto, ¿por qué?-.

-Vamos por un café, ¿qué dices?- propuso ella.

-Perfecto, espérame que voy por un abrigo y mi billetera-.

(...)

-Cuéntame, ¿cómo va tu vida?- dijo la morena mientras bebía un sorbo de café.

-Genial. He empezado a trabajar en la universidad hace unas semanas y me va de maravilla- sonreí y mordisqueé un muffin- ¿y a tí?-.

-Supongo que bien- desvió la mirada- ¿cuándo ha sido la última vez que nos hemos visto?-.

Intenté hacer memoria pero eso basto para que un torbellino de imágenes tristes pasaran por mi cabeza. Suspiré intentando no sonar nostálgica.

-En la fiesta de Harry- musité.

-No ha ido nada bien después de eso, ¿verdad?- adivinó ella.

-¿No te lo ha contado?- pregunté sorprendida.

-Pues no, no tengo contacto con mi familia hace más de un año- me dijo sencilla y volvió a tomar otro sorbo de café.

La observé sorprendida y me debatí internamente a preguntar el porqué. Pero ella - ante mi fija mirada- sólo se lanzó a llorar.

Who do you think you are?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora