Capitulo 58

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{Narra Harry}

Diablos, diablos ¡diablos!

Casi le digo que la amo, joder Harry... ¿por qué no puedes decírselo de una maldita vez? No es tan difícil. 

Pero... ¿ella me amará? ¿y si no me ama? ¿qué cara pondrá cuando le diga que la amo y ella no sepa como responderme? 

Sentía un gran vacío cada vez que recordaba que su respuesta ante mi "te amo" no podría ser del todo positiva.

Tranquilo, tranquilo... ¿y si no me ama y se aleja de mí? ¡basta!

Con dificultad alejé esos pensamientos que nublaban fríamente mi mente.

Mañana era su cumpleaños y estaba seguro de que la sorpresa que le tenía, la dejaría... encantada.

{Narras tú}

¿"Te quiero"? ¿Un patético "te quiero"?

Genial, ahora si me sentía derrumbada.

Demonios Harry,... si supieras lo que siento por ti.

No me bastaba en absoluto que el me quisiera, y estaba segura de que si supiera lo que realmente siento por él, correría espantado.

-Me quedo en casa contigo, ¿puedo?- le pregunté a Dani.

-No tienes ni que preguntarlo, recuerda que es tu casa también- sonrió.

Volvimos del parque a la zona residencial de la Universidad donde se encontraba nuestro apartamento.

Danielle sabía a algo de lo que sucedería mañana, estaba segura. Y yo no era muy buena para los sorpresas así que...

-Dime, ¿tú crees que Harry haga algo para mañana?- pregunté intentando ocultar patéticamente mi curiosidad.

Ella me miró como si intentara mantener la boca cerrada...

y parece que si le funcionó...

-No tengo idea- fueron sus últimas palabras antes de entrar a ducharse.

Me dirigí frustrada a la cocina.

Detestaba, detesto y siempre detestaré las sorpresas. Definitivamente no son lo mío. No me gustan simplemente por el hecho de que son cosas que no puedo mantener bajo control propio.

Sonó el timbre y casi tiro el vaso de jugo al piso de la sorpresa.

Caminé hacia la entrada y abrí la puerta sin mirar a través del pestillo.

-¿Qué diablos haces aquí?- pregunté con total repulsión y enojo.

-¿Esa es la manera de recibirme luego de casi un año de no vernos?- dijo algo ofendido y frunció el ceño- te extrañé...

-¿Extrañas que limpie la casa?-.

-Veo que sigues igual de hilarante de siempre- contraatacó sarcástico.

-¿Qué quieres?- repetí ácidamente.

-¿Acaso no puedo visitar a mi hija?-.

-No tienes el derecho de llamarme hija, y mucho menos de creerte "padre"- dije haciendo comillas con los dedos.

El me miró herido, y yo moví el pie con impaciencia.

-Ha sido un gusto verte- intenté concluir pero el mantuvo la puerta abierta con su pie.

No estaba asustada, ya había pasado por ésto. No me importaba si me golpeaba o insultaba de nuevo, por nada del mundo volvería a tenerle ese extraño y alejado afecto que le tenía de pequeña.

Who do you think you are?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora