Capítulo 113

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-¿La haz pasado bien, cielo?- preguntó Zayn a mi lado mientras ponía el motor en marcha.

-Genial- respondí con una sonrisa y la cabeza apoyada contra la ventana.

(...)

Con nervios crucé el umbral de mi casa a lo que sería un nuevo día.

Pero más importante, mi primer día.

Hoy ejercería por lo que estuve estudiando por más de tres años.

Lou me observó desde el capó de su coche dónde se encontraba apoyado.

-¿Qué tal licenciada?- preguntó dándome una vuelta con la mano- estas preciosa, ahora tendré que vigilar que tus alumnos no quieran pasarse con mi chica-

dijo observándome y yo reí.

-No me gusta- admití con desagrado-. Este atuendo es poco formal, pero lo es-.

-¿Y cuál es el problema?- preguntó Louis divertido.

-No me gusta lo formal- fruncí los labios en una linea recta- ¿vamos?-.

-Vamos, profesora- reí y él mi guiñó un ojo.

Nos subimos al auto y emprendimos el corto viaje a la Universidad.

Tenía los nervios a flor de piel. Es decir, nunca me había sido difícil relacionarme con gente, yo elegía si quería ser tímida o social, según el día.

Pero... ¿alumnos? Si bien, alguna pequeña parte en mi interior se emocionaba por ser la enseñanza de alguien más, el resto de mi estaba totalmente estresada.

¿Qué sucedía si no les agradaba? ¿Y si me tomaban como esa típica profesora amargada?

Suspiré.

-Piensas mucho- me adivinó Louis- relájate. Les encantarás- me animó y sonrió.

Le devolví la sonrisa.

(...)

-¿Vas a estar bien?- me preguntó notando lo nerviosa que estaba.

-Lo estaré- dije dramáticamente y el soltó una carcajada breve.

Alisé mi falda formal en un tono gris oscuro, y me acomodé la camisa blanca.

-Allí voy- dije luego de darle un beso en la comisura de los labios.

-Ve por ellos, cariño- me alentó Lou con una sonrisa.

Caminé firme por el corto camino hasta la entrada del edificio dónde se encontraba mi clase.

Los tacones bajos y negros habían sido una buena elección.

Sonreí con orgullo al notar lo que había grabado en la ventana de la puerta.

"Profesora Raymond - Clases de Filosofía"

Tanteé el reloj, justo a tiempo.

-Tu puedes- me autoanimé.

Abrí la puerta sin mirar al interior, entré y la cerré.

Todo el barullo se silenció al notarme.

Tragué saliva.

-Buenos días clase-.

Entre los 'buenos días' de mis alumnos se escucharon chiflidos.

Arqueé una ceja divertida.

-Como lo notarán en la puerta de entrada, soy la profesora Raymond- unos cuantos rieron y eso me alivió- primero que nada, antes de empezar con lo que ustedes

denominan 'aburrido', me gustaría decirles que...- observé detenidamente y me dí cuenta que tenía unos cuantos conocidos allí. Phill, el chico que me había regalado el CD de Sleeping at Last se encontraba en primera fila, junto a un sonriente Zayn. En la tercera fila, del lado izquierdo, sorprendentemente estaba el rojizo de Brandon y justo a dos bancos de distancia Danielle -quién me sonrió animándome-, finalmente en la última fila y con aires de ganador, se encontraba Harry, observándome expectante. Sentí mi corazón palpitar a mil.

-¿Sí profesora?- dijo Zayn divertido y reprimí una carcajada.

¿Se habían confabulado para hacerme sentir aun más nerviosa? Genial.

-Me gustaría decirles que... -reiteré- no quiero ser de esas profesoras de las que hablan a sus espaldas, ni tampoco de las que los alumnos le temen. Creanme que se lo que los estudiantes dicen por los pasillos, o de lo que hablan en los recesos- todos estallaron en carcajadas y yo sólo sonreí. 

Me resultaba graciosa la idea que algunos tendrían inclusos más años, y allí la autoridad era yo.

-Así que, si tienen dudas acerca de lo que sea referente a ésta asignatura, sólo basta con preguntar- les aclaré- así que... ¿alguna duda?- pregunté con una sonrisa.

Algunos levantaron la mano.

Le concedí el habla a un rubio que se encontraba en la segunda fila.

-¿Tu nombre?-.

-Matthew, pero dígame Matt- dijo él chico con una sonrisa pícara. Algo me hizo adivinar que era todo un galán y más chicas de las que pudiera contar pasaban por su cama. ¿A quién me recordaba aquello?

-Bien Matthew- ignoré su petición y el rió- ¿cuál es tu pregunta?-.

El moreno de al lado le dió un codazo en advertencia.

-¿Está casada?- dijo con una sonrisa y todo el mundo comenzó a reírse.

Me sonrojé y solté una carcajada.

Desde su pupitre, Harry me guiñó un ojo.

-No, no estoy casada- aclaré intentando no reírme y organizando unos papeles en mi escritorio.

-¿Está disponible?-.

Todos volvieron a reír de nuevo.

Pan comido.

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