Un día.
Al fin podía relajarme al menos un poco. Las cosas parecían estar queriendo salir bien.
El asunto de la música estaba arreglado por parte de Niall. Y algunos otros shows que habíamos arreglado Anne, Danielle y yo.
El delivery listo y ordenado gracias a Liam.
Las confirmaciones de las invitaciones estaban casi todas.
Y finalmente hoy iría por el segundo y más caro regalo.
Luego de mis clases, salí junto a Zayn.
Nos dirigimos a una de las tiendas de músicas más completas y genéricas de Londres. Gracias al cielo, no quedaba muy lejos del pueblo.
Al entrar, el sonido de la campanilla anunció mi llegada.
Me dirigí inmediatamente al mostrador y esperé a que el vendedor terminara su llamada telefónica.
Mientras tanto me dediqué -maravillándome- a observar la gigantesca tienda, cada pared cubierta por miles de CD's, de distintos géneros y artistas.
Ésto definitivamente era el paraíso de la música.
-Dime- dijo el vendedor de cabello rubio al finalizar su llamada.
-¿Elvis?- arqueé una ceja y el sonrió triufante.
(...)
-Me ha dolido el bolsillo, pero lo he conseguido- anuncié a Danielle y Liam cuando llegué a la casa.
-Es perfecto, estoy seguro que le encantará- dijo Liam mirando la reluciente portada.
-¿Anne ya te ha enviado el video?- pregunto Dani.
-No lo sé, dijo que lo enviaría aquí, déjame que revise el correo-.
Volví a salir de la casa y fui hasta el buzón de correo.
Tanteé entre cartas, y en efecto, allí estaba.
Anne había recopilado unas cuantas fotos de Harry desde niño hasta mayor, y las había organizado cronológicamente en un video. El cual pasaríamos durante esa misma noche.
Demonios, con todo el asunto de la fiesta se me había olvidado. ¡¿Qué demonios vestiré?!
-¡Danielle!- grité mientras corría por el pasillo.
-¿Qué? ¿qué sucede?- preguntó ella alarmada.
-Olvidé la ropa que me pondré- sentencié y ella se puso pálida.
Liam entró y nos miró a ambas estáticas y sin decir nada.
-¿Sucede algo?- cuestionó mientras mordisqueaba una manzana.
-¡El vestido!- gritamos ambas corriendo directo al auto.
-Mujeres...- se quejó él a nuestras espaldas.
A seis horas.
-Ven aquí- dijo Harry acercándome a él.
Planto un besó apasionado y necesitado en mis labios.
Guié mis brazos por detrás de su cuello y lo acerqué a mi, sintiendo como mi alocado corazón latía desbocado. ¿Cómo era posible que sólo horas sin su compañía me pusieran tan sedienta de él?
Apretó sus brazos entorno a mi cintura y deslizó sus labios desde mi mandíbula hasta mi oreja.
-¿Vamos al cuarto?- sonaba más a una afirmación que a pregunta.
-¿Qué tal si vamos a cenar?- pregunté naturalmente dándole inicio al plan.
-Uhm...- dijo indeciso pero con una sonrisa pícara.
-Vamos, tómalo como una cena de cumpleaños -le dije y el sonrió- nos vestiremos elegantes, cenaremos en un restaurante caro... luego volveremos y ya sabes el resto- su expresión derivó a entusiasmo- ve a ducharte-.
Él levantó su mano e hizo uno de esos extraños saludos de boy scouts.