{Narras tú}
¿Éste tipo estaba jodiéndome? ¿Cómo podía venirse a hacer el idiota en un momento así?
-Lárgate, bastardo- le gruñó Harry enojado y parándose del pequeño sillón.
-Lárgate tú- dijo Brandon cerrando los puños- ___________, ya no me sirve mentir- me dijo acercándose a mi y me aparté furiosa.
-¿Quién diablos eres?- cuestioné con el enfado ocultando perfectamente los nervios.
Una tos se escuchó a mi lado y observé a mi padre removerse incómodo.
Apretó los párpados con fuerza y luego vi sus ojos miel contemplar la situación.
Sonrió y eso -de alguna manera -me llenó el corazón.
Tomé su mano y luego miré a el rojizo.
-¿Qué haces aquí? ¡Vete!-.
-_________, tranquila- me pidió mi padre con voz ronca y baja, yo lo miré sorprendida.
Harry se encontraba parado al lado de Brandon mirándonos, atónito.
-Es hora de decírselo- le dijo Brandon a mi papá y yo lo observé confundida. ¿Se conocían?
Mi padre asintió levemente y volvió a toser- __________,... tu y yo... somos hermanos-.
Lo miré intentando entender lo que para mi era inexplicable. ¡¿Esto era una broma?!
Díganme que sí, cielo santo.
-Eso es mentira, yo no tengo hermanos- le dije soltando la mano de mi padre y alejándome de él. Mi débil progenitor volvió a toser cansado y lo observé interrogante.
-Sí lo es-.
Tres malditas palabras que pueden dar tu mundo vuelta, sin saber cómo diablos te llamas.
Lágrimas incontrolables comenzaron a caer por mi rostro y yo sólo los observaba buscando respuestas.
Ésto era una pesadilla, no podía ser verdad. ¿Cómo podrían haberme ocultado algo así?
-Los amo hijos- dijo mi padre dejando caer una lágrima, me acerqué a él de nuevo, olvidando cualquier cosa y centrándome en su -obvia- despedida- ya no puedo más- sollozó y me mantuve fuerte- ustedes y su madre, ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida- yo no captaba el hecho de que él nos hablaba a ambos, sólo observaba su respiración acelerarse y jadear. -Te amo princesa- me dijo apretando mi mano y luego miró a Brandon y a Harry- cuídenla-.
-No papá, por favor... te amo... -lloré con su mano en mi mejilla- no me dejes...- le rogué pero el sólo sonrió.
Nada podía detenerlo, apretó mi mano por última vez y luego la soltó.
Lo observé, sus párpados se cerraban poco a poco y él pitido intermitente de la máquina conectada a su corazón, ahora sólo emitía sólo un ruido. Su muerte.
Decenas de enfermeros y doctores llegaron al instante alejándome del cuerpo inerte de mi padre.
Caminé hacia atrás chocándome con los brazos de alguien.
-Vamos afuera- me murmuró en el oído Harry y volví a soltar una lágrima.
Nadie -jamás- me quitaría esa imagen de la cabeza jamás.
Caminámos hasta la deshabitada sala de espera del piso siete, y nos sentamos juntos.
Él sólo me observaba, y yo simplemente no sabía que hacer.
-Lo lamento- dijo en voz baja acariciando mi cabello.
Entrelacé nuestros dedos y besé su mano.
Apoyé mi cabeza en su regazo, e intenté dormir con sus suaves caricias sobre mi cuello.
Ya no me quedaba nada que realmente amara o necesitara. Sólo él.