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— ¿Querés quedarte?— de preguntó Mateo tirando sus cosas por algún lugar de la casa.

— Obvio.— sonrió y cerró la puerta detrás de el.

Fueron directo hacia la cocina, ninguno de los dos había cenado antes, eso significa que estaban muertos de hambre.

Tego no soltaba el celular, estaba hablando con alguien y eso a Daniel lo ponía muy nervioso. No quería preguntar ya que no tenia porque hacerlo.

— Mateo.— habló esperando llamar la atención, pero no, el chico seguía muy distraído con su teléfono.— Eu.— volvió a intentarlo, pero nada. Y eso lo llevó a tener que hacer la pregunta la cual no quería hacer.— Uh Mateo, ¿con quién te hablas?

— ¿Ah?— dijo el menor sin despegar la vista de la pequeña pantalla. Después de un rato bloqueó el celular y lo dejó a un lado.— ¿Qué pasó?— preguntó sonriendo. Daniel se volteó y ahora era el, el que usaba su teléfono. El menor se acercó y se puso en frente suyo.— Perdón, estaba hablando con Acru.

Un escalofrío subió por todo el cuerpo de Dani, y no fue por el pequeño susto que le causo el menor, mas bien fue por el nombre el cual había dicho.

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