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— ¿Adónde me querés llevar man?— Tego le preguntó a Aie. El mas alto solo caminaba llevando al otro hasta la habitación del menor de los Mansilla al cual también le contaron del problema y se ofreció para ayudar.

— Vos camina.— decía ignorándolo. Al llegar hasta el cuarto hizo que entrara. Como por décima vez en la noche, a Mateo se le desvaneció la sonrisa al ver a Daniel sentado en la cama esperándolo. Matías sonrió y cerró la puerta con llave.

— Eu gil no.— Tego intentó llamar la atención del otro pero no lo logro. No entendía nada.

— No va abrir la puerta hasta que me escuches.— avisó Dani pero Mateo ni siquiera le prestó atención.— Dale, es un ratito nomas.— negó.

Tego golpeaba la puerta a ver si lograba conseguir que Matías lo deje salir, no quería ni sentir la presencia de Dani.

— Escúchame Mateo.— se acercó hacia el. — Hay algo que no me dejaste que te explique.— intentó hacer que lo viera fijo. Pero Tego aún seguía negándose, no se demostraría débil ante el.— Gil, prestame atención.— su tono de voz daba a entender que estaba rogando.

Tego cansado de lo insistente que estaba siendo Daniel aceptó a escuchar la excusa como decía el que era.

— Dale, te escucho.