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Habían pasado ya tres horas y Ecko y Duki todavía seguían en la casa de Daniel. Estaban hablando estupideces hasta que oyen que golpean la puerta.

Matías corre su vista hasta Dani avisándole que quizás era Mateo, pero este negó. Sabia que no era Tego ya que últimamente había estado mas pendiente de Agustín que de otra cosa. El mas alto se encogió de hombros y fue directo a la puerta.

La persona menos esperada se encontraba ahí. Acru. Empapado por la lluvia de afuera, pero su sonrisa no faltaba nunca. La verdad que, a veces daba miedo. Matías, sin esperar la aprobación de Daniel para que Agustín pasara, lo tomó del brazo e hizo que entrara a la casa.

— Hola.— habló con timidez.

Daniel al darse cuenta de quien era, se levantó del sofá para ir hasta el chico.

— Ustedes dos— le dijo a Mauro y Matías.— búsquenle algo para que deje de mojar la casa.— en su rostro se veían los nervios. Ambos chicos hicieron caso, dejando a Dani y Agustín solos en la habitación.— ¿Tenias que venir ahora? ¿Así como esta la noche?— preguntó haciendo que el chico se sentara. No le importaba el hecho de que este goteando agua, no quería que se resfriara.

— Ay, antes me decías lo mismo.— lo acercó hacia el.

— No te voy a preguntar que querés hasta que te seques.— advirtió serio, alejándose de el. No le gustaba hacer contacto físico y mucho menos con Acru.