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Mateo no dejaba de sonreír. Parecía esas adolescentes en las películas clichés. Se sentía estúpido pero a la vez muy motivado. Ese lío de emociones le ocasionaba Agustín. Era en lo único que pensaba en estos días.

Necesitaba liberar y expresar toda esa felicidad con alguien. Toda la alegría subió al recibir una llamada del chico el cual lo traía loco. Esperó unos segundos antes de contestar, no quería parecer desesperado aunque lo esté.

— Teguito.— no podía creer como con su voz lograba magia en el.— ¿Hacemos algo?— preguntó antes de que el menor contestara.

— Obvio Agus, lo que quieras.— contestó sin darse cuenta de lo que Acru fuese a mal pensar.

— Uy, ¿estamos calientes Mateo?— se oyó su risa al otro lado de la línea.— Llevo forros por las dudas.— podía jurar que estaba sonriendo.

— Vas hacer que me ponga tonto.— dijo Tego riéndose.

— Así me pareces mas lindo, posta wachin.— Tego no pudo evitar sonreír al oír esas palabras.— Igual, tipo que en las batallas sos re atrevido. Soltate más cuando estas conmigo, me gusta cuando agarras confianza.— confesó. Su sinceridad era tierna, y eso enamoraba cada vez más.

— Tranca, eso voy a intentar hoy.— dijo. — Me vas a ver mas suelto y confiado que en cualquier batalla.— eso le daba una idea a Acru de lo que tenia pensado hacer el menor.

— Eso espero.— suspiró.— En un toque llego y hacemos lo que quieras.

Ahora estaba nervioso, ¿de verdad estaba listo para eso? Quizás Daniel si tenia un poco de razón.