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Daniel corrió hacia la puerta sabiendo que Agustín se encontraba del otro lado. Al verlo se dio cuenta de que después de un año no había cambiado nada. Esa sonrisa imperfecta pero a la vez única seguía gustándole. Pero no, eso no tendría que estar pensando.

— Todavía tenés la costumbre de hacer eso.— dijo Acru riendo al ver a Dani tildado. Algo que solía hacer en todas las batallas.

— Dale, pasa.— habló ignorándolo, se hizo a un lado para dejar pasar al menor.

— Ahora si, ¿qué pasó?— fue directo a sentarse.— man deja de mirarme, posta que me pones nervioso.— decía sin borrar su sonrisa.

— Pasa que hay algo que todavía no entiendo.— se acercó pero no demasiado, solo lo normal para estar mas cómodo.— ¿Por qué cuando salíamos no admitias que te cabían los pibes?— tenia que preguntar eso. No por el, si no para sacarse la duda de porque buscaba andar con Mateo.

— Uh Daniel, era un wachin en esa época.— dijo pasando una mano por su rostro. Se quedó pensativo unos segundos hasta entender todo.— Ya la capté.— sonrió.— Vos estas caliente porque ahora ando atrás de Tego, ¿no?— estaba haciendo enojar a Dani y lo sabia muy bien, le encantaba hacerle eso.

— No te la mandes, es lo único que te pido.— el mayor se levantó quedando frente al otro.— Porque hace bocha que te vengo diciendo que con Mateo no te quería ver.— le recordó.

— Ay Dani, vos estas celando algo que ni ahí te da bola.— y sin borrar esa hermosa sonrisa que solía usar siempre se fue. Dejando a Daniel con su orgullo destruido.