La pelirrosa salió del trance, sintió que el aire volvía a sus pulmones y su respiración retornaba a su estado normal. Sentía que le ardían los ojos ¿Había estado llorando? Sintió que algo la presionaba. Su rostro estaba escondido en el pecho de alguien.
Subió la mirada y se encontró con unos ojos azabache de mirada preocupada. Entonces, recordó todo.
-¿Estás bien? -dijo el pelinegro, aclarándose la garganta, cuando se dio cuenta de que la pelirrosa había regresado a la normalidad. Ella asintió.
-Lo siento... -dijo ella suavemente, mientras se separaba de sus brazos. ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir? La situación era muy incómoda. Había entrado en pánico frente a él, seguro pensaba que estaba loca. ¿Y ahora... tendría que explicarle todo? No. Ella no estaba lista para dar explicaciones de ningún tipo. Y mucho menos para dárselas a él.
No fue necesario.
-¿Vamos? -dijo él, sin pedir ninguna explicación. Empezó a caminar hacia la casa de la pelirrosa cuando algo lo detuvo. Ella había cogido su brazo y se sujetaba fuertemente de él -¿Qué pasa? -le preguntó
-Puedo... -tartamudeó. Se sonrojó. Maldición, escúpelo de una vez- ¿Puedo quedarme en tu casa?
El pelinegro la miró con sorpresa pero inmediatamente su mirada cambio y se torno... ¿cálida? ¿comprensiva? No sabía como describirla.
-Vamos -dijo él, dando media vuelta. Otra vez, sin pedir explicaciones. ¿Es que no quería saber? ¿No sentía curiosidad? Tal vez... tal vez no le importaba.
Cuando llegaron a la casa del pelinegro ya había oscurecido. Él sacó unas prendas para la pelirrosa y se las dio. Ella las recibió y se dirigió al baño a cambiarse.
Deja Vú
No, no, no. Pero esta vez sería diferente. Muy diferente. No volvería a dejar que pasara... eso. Aquella vez había sido un error, nada más. Un enorme y endemoniado error.
La pelirrosa entró al baño y se miró al espejo. Estaba pálida pero al mismo tiempo sonrojada. Extraña combinación. Suspiró y comenzó a desvestirse. Se puso el polo que le había dado el pelinegro ¿Esta vez no le había dado shorts?
-¿Ya terminaste? –preguntó el pelinegro del otro lado de la puerta
-¿Qué? ¡Espera! ¡No entres! –dijo cuando escuchó que abría la puerta.
-¿Por qué no? –dijo él cuando la puerta se abrió y vió a la pelirrosa con el polo. La imagen le trajo muchos recuerdos de aquella noche. Ella se veía mucho mejor de lo que recordaba. Su cuerpo lo llamaba a gritos.
-¡Te dije que no entraras! –le gritó la pelirrosa y empezó a arrojarle cualquier objeto que encontrara a la mano. Botellas de shampoo, sus zapatos, papel higiénico- ¡Eres un pervertido!
-¡Ya habías terminado! –dijo él mientras esquivaba lo que ella le tiraba
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Secretos Dolorosos | Sasusaku | Temporada I & II
FanfictionNo sedas -pensaba la pelirrosa- No sedas -se repetía- Mantente firme. No lo dejes ganar. Vibró su teléfono. Le llegó un mensaje. Biblioteca. Ahora. Era de él. Maldición. Maldición. Maldición. No lo hagas, Sakura, no lo hagas... -Kakashi-sensei -mier...