Capítulo 10

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Sonó el timbre y terminó la última clase de la pelirrosa. Desafortunadamente, esa clase no le tocaba con aquel pelinegro que, según la opinión popular, era ahora su novio. Entonces, recogió sus cosas, salió del aula y lo buscó con la mirada.

Una apuesta.

Necesitaba confirmar si era verdad. Muchas cosas cobrarían sentido si fuese así. Pero... No. No, debían ser solo estupideces que decía la gente. No podía ser verdad.

No es como si me importara -se decía a sí misma- es decir, al fin y al cabo no somos nada, pero...

Siguió caminando por los pasillos cuando escuchó algo que le llamó la atención.

-Asi que Sasuke lo logró -decía una voz que desconocía

-Eso me pasa por impulsivo -se quejaba otra voz

-Esto aún no ha terminado -escuchó que decía la voz de cierto rubio que ella recordaba muy bien. La pelirrosa sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral.

-La apuesta era que Sasuke conquistara a la chica y lo logró.

Era verdad -pensó la pelirrosa- Una maldita apuesta.

Su corazón se detuvo por un segundo, sintió la rabia subir por su esófago y hacerse un nudo cuando llegó a su garganta. Siguió caminando sin mirar atrás. No quería oír más. Maldición -se dijo a sí misma- Te dije que no te hicieras ilusiones.

Caminó y caminó a través de los poblados pasillos hasta que llegó a la entrada de la escuela.

Una apuesta -pensó- Qué estupidez- No estaba segura si reír por su ingenuidad y su estupidez o si llorar por ese dolor que sentía en el pecho. Optó por reír. Su sonrisa era falsa, por supuesto. Ella lo sabía. Pero se debía convencer a sí misma de que no era así. Porque ella era fuerte. Porque ella era independiente. Porque ella no sentía nada por él. Salió del instituto con el rostro serio. Indiferente. Pero no pudo contener sus sentimientos por mucho tiempo y apenas se alejó lo suficiente, empezó a correr. Cuando llegó a la mitad del camino la pelirrosa sintió una lágrima recorrer su mejilla. La pelirrosa se odió a sí misma por ello. No quería llorar. No quería ser débil. Pero la habían utilizado. Exactamente lo que ella había jurado que nunca permitiría. Y se lo había entregado a ese Uchiha en bandeja de plata.

Entonces sintió que ya no podía más y sus rodillas cayeron al suelo.

-¡Maldición! -exclamó mientras tiraba un puñetazo lleno de rabia al suelo- ¿Cómo fui tan estúpida? ¡Por supuesto que era una apuesta! ¿Por qué más se acercaría a mí? ¡Estúpida! ¡Estúpida!

La pelirrosa se maldijo a sí misma una y otra vez por haberse permitido caer en la trampa del Uchiha. Debió haberlo previsto. Una apuesta -se repitió una y otra vez mientras la imagen del pelinegro se reproducía en su mente. Se sentía impotente. Lo hecho estaba hecho. No había forma de volver atrás.

Secretos Dolorosos | Sasusaku | Temporada I & II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora