Capítulo 4

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Aquel pelinegro que ella no quería ver estaba parado frente a ella. Tenía cierta preocupación en el rostro. Él la miró fijamente a los ojos y ella se puso un poco nerviosa. No dejó que se notara su nerviosismo, pero ella sabía que estaba temblando por dentro. Había una ráfaga de sentimientos alborotados dentro de ella, luchando por ver cual de ellos predominaba en su corazón en aquel momento. Ira, tristeza, rabia, decepción, rencor… e incluso amor. No podía evitarlo. Incluso habiendo descubierto un lado de él que ella jamás hubiese querido conocer, aún sentía algo por él. Algo que ella, sin importar cuánto quisiese, no podía cambiar de un día para otro. Eso tomaría tiempo. Al fina, decidió ignorarlo, desviando la mirada, y siguió caminando con la cabeza en alto.

El odio iba ganando.

Una sonrisa de medio lado se formó en los labios del pelinegro mientras pronunciaba su típico “hmp” egocentrista.

 
 
 

La pelirrosa llegó temprano, y apenas entró, todos se dieron cuenta que había algo diferente en ella. Estaba más seria, más dura.

-Sakura-chan –le saludó su mejor amigo

-Hola Naruto –le contestó. Ni siquiera una sonrisa. Nada.

-¿Qué sucede? Estás muy seria… me asustas –le dijo nervioso

-No se de que hablas –le contestó firme. No tenía que dar explicaciones a nadie.

-No me digas que fue K…

-No –le interrumpió- Ni siquiera lo menciones.

-¿Me lo juras? –dijo preocupado

-Si, si. Te lo juro. Maldición.

-Pero estás tan…

-Naruto no te vas a alterar cada vez que me viene el periodo ¿verdad? –le dijo. La excusa perfecta. Su mejor amigo se puso rojo como un tomate.

-Oooooooooh… Ahm… yo… bueno, ya me voy, Hinata me está llamando –dijo nervioso y se marchó.

¿Es que era tan obvio el cambio? No había hecho nada fuera de lo común. ¿Tenía el rostro demacrado o algo? Se miró en el espejo de su casillero. No. Nada. Tal vez ella era demasiado transparente. Demonios.

.

.

A la hora del almuerzo, todos estaban en la cafetería, incluyendo a nuestra pelirrosa, a quien aún le seguían preguntando si se encontraba bien, si había pasado algo.

-¿Y ahora qué haré? -pensó en voz alta ¿Cómo iba a hacer para que entiendan de una buena vez que estaba BIEN? ¿Qué, una chica no puede estar de mal humor de vez en cuando?

-Podrías dejar de decir que me odias cuando ambos sabemos que no es verdad -respondió un pelinegro detrás de ella, casuando que se le erizaran los vellos del susto.

Secretos Dolorosos | Sasusaku | Temporada I & II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora