BACK TO BEN

BACK TO BEN (12/?)

Dónde vamos?- pregunta Ben nervioso en su sillita.

Le ha ido a recoger a la guardería y tras decirle que tenía una sorpresa para él se han subido al coche. Desde entonces no deja de preguntar a donde van. Su plan es hacerle una visita sorpresa a Ziva en la embajada, espera que no le siente mal.

Aparta un par de calles más debajo de su destino, saca al niño, este se aferra con su manita y juntos andas hasta llegar a la entrada de la embajada. Un hombre flanquea el paso a cualquier intruso y les impide entrar.

- Venimos a ver a una persona.

- Solo pueden entrar ciudadanos israelís o familiares.

- ¿Ve a esta personita de aquí?- pregunta Tony señalando a su hijo- Es israelí. ¿Le sirve?

Le entrega el pasaporte del niño acreditando su ciudadanía y tras un par de miradas recelosas del hombre finalmente se lo devuelve permitiéndoles el paso al edificio. Benjamin le mira con cara de extrañeza.

- No preguntes- le pide.

El pequeño se encoge de hombros y continúan en busca del despacho de Ziva. Tras unas cuantas preguntas llenas de negativas y evasivas consigue que le den la respuesta adecuada y llaman a la puerta.

Ziva parece sorprendida y alegre con la visita. Llevaba más de dos semanas sin hablar con ella, casi evitándola y no puede seguir así. Después de que le contara la verdad se sentía demasiado incómodo y dolido para estar con ella.

- ¿Qué hacéis aquí?

- Papi quería darte una sorpresa.

Nota que enrojece ante el comentario del niño y busca una forma menos ridícula de explicarlo.

- ¿Damos un paseo por el parque?-propone.

Caminan hasta un parquecito en los alrededores de la zona y el niño echa a correr encantado tras una ardilla.

- Gracias por traerle, le echaba de menos.

- Él a ti también, se pasa el día hablando sin parar de lo bien que se lo pasa contigo. Y de lo mucho que te quiere.

Es cierto, no hay día que no lo mencione y cada vez que lo hace se siente fatal. Rachel tardó casi un año en conseguir que el niño tomara confianza con ella. Ziva lo ha conseguido en pocos meses. Cada vez está más seguro de que el crío siente algo especial cuando está con ella.

Se sientan en un banquito cerca de donde Benjamin juega para tenerle bien vigilado.

- ¿Nunca se lo vas a contar?

- No lo sé, Ziva. No creo que estemos preparados ninguno de los tres todavía.

- ¿Qué hay de malo en que lo sepa?

- Tengo miedo de que te marches de nuevo. No puedo permitir que le partan el corazón de nuevo.

- ¿A él o a ti?

A ninguno de los dos.

A veces siente que transmite sus miedos al pequeño, que le protege en demasía pero prefiere eso a que sufra como le ocurrió a él.

- Sé que cometí un error y que no lo puedo remediar. Lo hecho, hecho está. Pero sí que puedo empezar de nuevo, le puedes dar al niño esa madre que tanto necesita. Yo estoy dispuesta. Él también. Solo faltas tú- explica Ziva.

- No lo sé- repite de nuevo.

- No te estoy pidiendo que me quieras de nuevo, Tony. Solo que me permitas tener a mi hijo. ¿Nunca has necesitado tener a alguien?