BACK TO BEN (26/27)

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La niña está envuelta en la misma manta que utilizó Benjamin el día que nació. Es toda una dormilona y no ha llorado desde que la han llevado a la habitación. Ziva se ha quedado dormida como la pequeña y no ha querido despertarla. No después del día que ha pasado. Al menos ella ha tardado menos que su hermano en nacer.

La coge en brazos y sale de la habitación para presentarla en sociedad. En cuando Abby les ve corre hacia su encuentro y mira emocionada a la pequeña lanzando grititos de emoción. El resto se acerca poco a poco y van conociendo a la niña.

- ¿Cómo se llama?- pregunta Ducky.

- Kate.

- ¿De verdad?- inquiere Abby deseando liarse a pegar gritos pero se lo impide.

Benjamin duerme recostado entre dos sillas blancas y no le culpa, debe estar agotado después del día tan horrible que han pasado. Pero lleva tanto tiempo deseando conocer a su hermana que no despertarle le parece egoísta.

Se sienta a su lado con la niña recostada en un brazo mientras con el libre zarandea suavemente al niño hasta que abra los ojitos y le mira con desconcierto y desconfianza.

- ¿Hay alguien malo?- pregunta con voz temblorosa.

- No, cariño. Ya estás seguro. Quiero presentarte a alguien muy especial.

Ben se sienta en la silla y abre los ojos de par en par al ver al bebé en sus brazos. No dice nada, solo la observa como si no fuera real. Entonces la niña bosteza y agarra con decisión el dedito de su hermano, primero asustándole y luego haciendo que sonría de oreja a oreja.

- ¿Ella es mi hermanita? Es muy bonita- dice él.

- Y le gustas.

- Tengo que darle mi ranita pero está en casa- cuenta con tristeza.

Rebusca en una bolsa que le ha traído Gibbs y saca el peluche verde del interior para alegría del niño. Éste se lo pone entre los bracitos de la niña que abraza con fuerza.

- Le ha gustado mi regalo- exclama el niño con alegría.

- Por supuesto, siempre le gustará lo que le de su hermano preferido.

Sigue acariciándole la carita con suavidad mientras él no puede evitar sentirse completamente feliz. Ya parece haber olvidado lo ocurrido horas antes, como si no hubiese existido.

- ¿Y mamá?

- Está descansando. Si está despierta entramos a verla, ¿quieres?

El niño asiente con la cabeza y se queda esperando mientras se levanta con el bebé en brazos y entra de nuevo en la habitación.

Siente que el corazón le da un vuelco al ver a Ziva. Está junto a la cama con una bolsa de viaje sobre la cama, con la cara empapada en lágrimas y la mirada perdida en el vacío. Algo va mal, muy mal… no puede hacerlo otra vez. No podría aguantarlo una segunda vez.

                                ***

No puede creer que todo esté ocurriendo de verdad. Las últimas veinticuatro horas han sido el mayor caos de su vida, tanto dolor, tantas decisiones que tomar, tanta alegría sin poder llegar a disfrutarla.

Cuando escucha que se abre la puerta se gira y mira a Tony, pálido y angustiado mientras intenta controlarse y dejar de llorar. Éste deja a la niña dentro de la cuna, la arropa y se queda observándola un rato. Se acerca a él pero éste se retira.

- Si te marchas no permitiré que vuelvas a verlos nunca más, pediré una orden de alejamiento si hace falta.

Su tono es serio pero le tiembla la voz y la angustia que reflejan en sus ojos no lo puede ocultar. Le pasa una mano por la mejilla mientras le besa con suavidad.

- No voy a ir a ningún sitio, Tony. Jamás os volveré a abandonar.

No parece muy convencido, sigue con la vista fija en la bolsa que tiene sobre la cama como si estuviese a punto de echar a correr. Hubo un tiempo en que quizás lo habría hecho, es lo que hizo sin dudar. Pero ya no puede. Les necesita para seguir viviendo.

- ¿Entonces por qué estás así?

- Tony, ¿es que no has visto lo que he hecho?

- Sí, casi me rompes la mano en la sala de partos, pero lo demás no veo nada raro.

- He escogido que te mataran.

Se le empiezan a escapar lágrimas de nuevo y se vuelve avergonzada recordando el momento en que ha tenido que escoger. Por muy controlada que pudiera estar la situación todo podía haber salido mal. Si no llegaba a fallar ese disparo, Tony ahora estarías muerto.

Siente que la abraza y se apoya sobre su pecho descargando todo inquietud.

- Habría hecho lo mismo, Ziva. Te quiero con locura pero sinceramente, prefiero salvar la vida a Ben y Kate si está en mi mano.

- Esto no va a volver a pasar.

- ¿Y cómo lo piensas evitar?

Saca la placa y la pistola de la bolsa y se la entrega para sorpresa de Tony. Coge en brazos a la niña cuando se revuelve inquieta en su cuna y le da un beso en la frente.

- Dejo el NCIS. No puedo correr más el riesgo. Dos veces que casi los pierdo…- se le quiebra la voz- Es mejor que me aleje de todo.

- ¿Y qué vas a hacer?

- Tengo dos preciosos hijos que me necesitan, estaré ocupada.

Parece que esta a punto de rebatir, como si no quisiera aceptar que abandone pero la decisión está tomada y es firme, sin vuelva atrás.

- Además, quiero cuidar de mi futuro marido.

Se le contagia la sonrisa que surge en el rostro de Tony al escucharlo. Antes de que pueda decir nada más escuchan unos golpecitos suaves en la puerta y se abre. Benjamin se asoma algo tímido y cuando le sonríe entra corriendo para abrazarla.

- ¡Mami! ¿Ya estás bien?

- Por supuesto, solo ha sido un ratito.

- Te quiero mucho, mamá. Tenía miedo pero sabía que tú ibas a venir.

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