BACK TO BEN (4/?)

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Tamborilea sobre su teclado nervioso hasta que termina resoplando de frustración y lanzando el bolígrafo contra la pantalla. Ese tipo está resultando ser mucho más escurridizo de lo que pensaban, pero para matar a un oficial del Mossad está claro que debe serlo.

Abby aparece con una enorme pancarta con la bandera a todo color y se la muestra con una sonrisa infantil pintada en la cara.

- ¿Qué te parece?- pregunta con jovialidad la chica.

- ¿Para qué es?

- Tony, el cuatro de julio, ¿no te acuerdas? Rachel dijo de hacer una fiesta en vuestra casa.

Lo había olvidado por completo pese a que Benjamin no deja de preguntar por el día en que podrá lanzar los fuegos artificiales.

- Las cosas no están para fiestas, Abby.

- ¿Estás así por Ziva?

Después de los años que han pasado es cierto, está así por Ziva aunque no lo piense reconocer. Y no solo es por Ben. Quiere a Rachel, no lo duda ni un segundo.

Pero una pequeña parte de él teme que Ziva le traiga viejos recuerdos que no quiere sacar a la luz.

- Fue hace mucho Abby, está más que superado.

- ¿Hace cuántos años nos conocemos? No me creo que hayas olvidado a la mujer por la que te recorriste medio mundo para salvarla. Ni a la que le pediste que se casara contigo.

- Que yo la quisiera no quiere decir que ella a mí sí. Está claro que nuestra relación fue un gran error. No nos quería, eso es todo.

La gótica le mira con el ceño fruncido dándole a entender que no se cree nada de lo que le dice.

Ni siquiera él es capaz de creerlo, al menos no al completo. Puede creer que al él no le quisiera, que todo fuese una mentira. Pero nunca ha llegado a ser capaz de asumir que no quisiese al niño.

Cuando estaba embarazada se pasaba las horas hablando con el bebé en su tripita, contándole cuentos de un libro de su infancia.

Y al nacer se pasó horas mirando al niño durmiendo, su pecho subiendo y bajando con cada respiración... Pero ocurrió, se marchó y nunca volvió. Hasta ahora.

- Creo que...

- ¿A qué hora será la fiesta, Abby?- pregunta dando por terminada la conversación.

- Estaré en vuestra casa a las cinco, Ben quiere ser un auténtico americano.

- Miedo me das- contesta con una sonrisa. Conociéndola el niño será todo un yanqui.

- Deberías invitar a Ziva si todavía sigue aquí el viernes- deja caer Abby antes de marcharse.

***

Aparca el coche frente a una hilera de casas de dos plantas. Saca de su bolsillo la dirección que Tony le dio y mira la casa correspondiente.

No es muy lejos de donde vivían antes de que todo se fuera al traste y por un instante siente ganas de dar media vuelta y marcharse. Toma un poco de aire para calmarse y se encamina hacia el porche.

Le sorprendió cuando por la noche le llamó para decirle que podía pasar por casa si quería, que podría ver al niño durante un rato siempre y cuando mantuviera la boca cerrada y se comportase como una visita cualquiera. Podía hacerlo, sabía controlarse y fingir. Lo había tenido que hacer demasiadas veces.

Toca el timbre y cuando la puerta se abre es incapaz de fingir sorpresa ante la persona que tiene delante.

- Hola- saluda sin saber que más decir.

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