¿Algún recuerdo?

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Capitulo 9

Mía

Hace horas que estamos caminando sin parar y sin decir una palabra.Me siento sucia y cansada. Aparece un tronco en mi camino y lo salto con facilidad. Por décima vez pregunto si podemos parar a descansar y Simón me contesta siempre lo mismo:

-Cuando se ponga el sol y haya oscuridad vamos a parar.

-¿Tienes que ser tan estricto? Entiendo que vos estás entrenado pero yo no puedo dar ni un paso más.

-¿Tienes que ser tan impaciente? Falta poco.

Odio cuando me responde así pero no vale la pena discutir. El sol ya está de un color anaranjado y oculto en el horizonte. Suspiro agotada y me muerdo el labio para no pensar en mis músculos. No lo soporto. Odio al forma en que me habla y como me hace quedar como una inútil. Hoy a la mañana cuando despertamos iba a guardar el cuchillo que él me había dado pero me lo sacó y dijo que no sabría cómo usarlo. Odio cuando me ignora. Odio cuando me da una orden. Odio la forma en que mis ojos se desvían hacia él sin poder evitarlo. Lo odio por ser perfecto.

Finalmente el sol se esconde y Simón va a cazar dejándome sola. A unos metros veo dos troncos caídos y los arrastro cerca de la fogata para poder sentarnos. Agotada me dejo caer y cierro los ojos. En el silencio del lugar intento recordar algo de mi pasado pero lo único que recuerdo es oscuridad. Como si todos mis recuerdos fueron reemplazados por una pantalla negra y es muy frustrante.

Cuando Simón regresa con un animal en la mano le hago una pregunta:

-¿Simón es el nombre que te dieron tus papás al nacer o te lo dieron cuando llegaste acá?

-Así decía mi partida de nacimiento. Aunque la mayoría de los ángeles se cambian los nombres porque no quieren saber nada de lo que podría haber sido su vida en la Tierra. A mí me da igual.

-¿Sabes algo de tus papás? ¿Algún recuerdo?

-Mía, mi muerte fue un mes después de mi nacimiento. Imposible que recuerde algo

No puedo evitar sentir pena por él. Aunque es lindo saber que los niños que mueren tienen otra oportunidad y se convierten en protectores de los humanos. Si fuera una madre estaría muy orgullosa. Es una lástima que no vean el trabajo que hacen sus hijos.

-¿En Lit no tienen familia?

-Por supuesto que sí. Todo ángel que llega es recibido en una casa, como si fueran adoptados. Hasta tuve una hermana.

Me quedo callado mirándolo y él lee mi mirada:

-Sí, se llamaba Stephen y murió.

-Lo siento…

-No, no lo sientes. No puedes sentir lo que es perder a alguien como ella. Y no quiero hablar de esto.

Miro para otro lado y no digo nada más mientras él prepara el fuego.

 

Simón

De la fogata saltan chispas y Mía se rodea con los brazos para protegerse del frío. Fue raro que hoy no pasara ninguna situación de riesgo en todo el camino. Fue como si todos los monstruos estuvieran durmiendo. Todo tan…silencioso.

De pronto comienzo a escuchar unos sonidos como finas campanas. Mía levanta la cabeza confundida pero solo encuentra a las estrellas.Yo sonrío; se acercan. El sonido se hace más potente y más afinado. La mirada perdida de Mía se encuentra con mis ojos  y mi sonrisa pícara.

-Son los ángeles de la sexta orden, los ángeles de la armonía- contesto antes de que ella pregunte.

-¿Armonía?

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