Te extrañé

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Capitulo 24

Tobías

Simón y yo sacamos a Sofía de la playa y volvimos al bosque. Simón se aleja a hablar con Magma y yo me quedo al lado de ella cuidándola. Con disimulo escucho la conversación que tienen a unos metros de distancia:

-¿Quién es él? ¿De dónde salió? –pregunta Simón.

-Tobías es mi misión.

-¡Eso es imposible! El día que nos vimos en el Banco de Registros apenas regresabas de una misión. El Destino nunca da dos misiones en tan poco tiempo.

-No sé qué pasó. Te esperé en el bosque hasta que sentí la marca en mi piel.

-¿De qué clase es la marca?

-Gris. Simón, ¿qué pasa? ¿Por qué investigas tanto?

-Están pasando cosas muy raras. El Destino cambió la dirección de la brújula dorada, tú estás en una misión, con el novio de Mía y aparecen en la playa justo cuando las sirenas nos atacan.

-Sí. Son casualidades.

-¿Casualidades? No existen.

La voz de Sofía hace que deje de prestar atención a lo que dice Simón:

-¿Qué fue lo que pasó? – pregunta casi en un susurro.

-Sofi, ahora deberías descansar. Después hablamos.

-Necesito saber. ¿Por qué estás en coma? O… ¿por qué estamos en coma?

Dudo un segundo buscando las palabras para decirle:

-Fue un accidente de auto. Íbamos a las playas más alejadas donde no hay gente porque así te gusta. Era de noche y…

-¿Te quedaste dormido?

-No. Un camión vino de frente a toda velocidad. Lo siento. No tuve tiempo, fue todo muy rápido.

-No fue tu culpa.

-Tendría que haber hecho algo

-¿Sólo estábamos nosotros solos?

-Sí. Nadie más. Desperté acá y me asignaron a Magma como ángel guardián. Todo este tiempo pensé que estabas muerta….

Los dos nos quedamos en silencio por un largo tiempo.

-Sofía, te extrañé mucho.

Mía

Delicadamente apoya su mano en mi rodilla y siento como una corriente eléctrica pasa por mis nervios. Aparto la rodilla y abrazo mis piernas contra el pecho apoyando mi cabeza.

-¿Por qué tu ángel te llama Mía?

-Es lo que dice mi anillo.

Delicadamente me lo saco y se lo muestro. Él sonríe y con sus dedos juega con el fino anillo de oro. Aunque Tobías mide igual que Simón, él parece ser más alto y fuerte. Su pelo es tan negro que apenas se distingue en la noche. Lo miro fijo a sus ojos oscuros para recordar algo de nuestras vidas. Nada. Mi mente no recuerda nada.

-Este anillo te lo regalé el día que aceptaste ser mi novia. Lleva grabado Mía porque aceptaste ser solo mía.

Nerviosa alejo la mirada de él y me encuentro en la distancia con Simón que nos mira apoyado en un árbol. Noto que estoy muy cerca de Tobías y apenas me alejo unos centímetros.

-¿No recuerdas nada?

-No. Solo… oscuridad.

-Si quieres puedo contarte de tu familia y de nuestras vidas. Tal vez recuerdes algo…

-¿En serio?

-Claro…

No puedo creer que pasé tanto tiempo sin saber nada de mí y en un instante todo cambia por completo. Descubro mi nombre verdadero y me encuentro con mi novio. Mi novio.

Tobías comienza a hablar sobre mi vida y debería estar escuchándolo con toda mi atención porque desde que desperté estuve todo el tiempo obsesionada con recordar algo. Pero… mis ojos se desvían hacia Simón y las palabras de Tobías suenan como ecos lejanos.

¿Qué pasará con nosotros? ¿Haremos como si nada pasó entre nosotros?

Angustiada agarro con fuerza la cadena que cuelga en mi cuello con su nombre mientras veo como agacha la cabeza y se aleja.

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