Despertar

No quise lastimarte

Capitulo 30

Simón         

-Tenías que aparecer ahora. ¿No podemos estar solos un tiempo?

Dudoso miro a los dos. Mía tiene la mirada perdida y las mejillas encendidas.

-¿Está todo bien?

-Claro que sí. Sólo estábamos recuperando nuestros tiempos perdidos.

-No te preguntaba a ti idiota.

-Simón, no pasó… nada– escucho la voz de Mía apagada y débil.

-¿Por qué gritaste? Si este inútil te hizo algo juro…

-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a pegarme? – Tobías se acerca y pongo los ojos en blanco.

-Mira humano a mí no me hablas así ¿entendiste?

-¿Crees que soy un simple humano? No sabes con quién te enfrentas.

Aprieto los dientes intentando controlarme pero ver miedo en los ojos de Mía hace que me vuelva loco.  Con odio golpeo el rostro de Tobías y él cae al piso como un débil.

-¡Simón!

Los gritos de Mía suenan lejanos. Sólo me concentro en Tobías y vuelvo a pegarle una y otra vez. Él se queda quieto como si deseara más golpes.

-¡Simón vas a matarlo! ¡Para!

Antes de detener mi puño Mía se interpone entre nosotros dos para proteger a Tobías y recibe el golpe. Contengo la respiración y horrorizado retrocedo.

-Yo no quise…

-¿Quién te crees para pegarle a alguien? – Sus ojos llorosos me miran y yo no dejo de retroceder – Si sigues lastimando a todos los que te rodean vas a quedarte solo.

-Yo no quiero lastimarte.

-Ya lo hiciste una y otra vez.

-Mía de verdad lo siento- intento acercarme pero ella se aleja como si estuviera envenenado.

-¿No te cansas de ser siempre así? – No sé qué contestarle – Sólo vete.

-Quiero ayudarte.

-¡Simón no quiero verte!

Los dos nos miramos por un tiempo. El silencio es tan fuerte que hace que todo esto no parezca real. Cuando veo que ya no puede contener las lágrimas me alejo sin discutir más.

No sé cuándo ni cómo todo se derrumbó. Fue como si caminábamos tranquilos y de pronto caemos en un precipicio oscuro que ahoga nuestros gritos. Así me siento… como si estuviera cayendo aunque intento volar. Sólo caigo y caigo en la oscuridad.