Reina Ciena

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Capitulo 15

Simón durmió al otro lado de mi pared. Si se le puede decir dormir. La celda olía a humedad y la piedra era muy fría. Además la oscuridad me angustiaba. Cada vez que escuchaba unos ruidos mi sangre se congelaba hasta que todo volvía a quedar en silencio. No sé cómo ni cuándo logré dormir unos minutos hasta me despierta el ruido de las rejas abriéndose. Simón aparece en la oscuridad y sorpresivamente me agarra de la muñeca:

-Escucha. Los seres mágicos son muy astutos. No hables en ningún momento al menos que ellos te lo pidan y si lo hacen, controla tus palabras. No aceptes nada de lo que te ofrezcan..

-¿Qué harán?

-No sé. No intentes hacer ninguna de tus locuras. Voy a encargarme de todo.

Su voz es segura y un poco agresiva pero en el fondo sé que sólo lo hace para darme confianza y seguridad.

-¿Estás bien? –su voz se suaviza y me agarra las dos manos.

Conteniendo las lágrimas le respondo:

-Estoy bien.

Dos Cleops nos conducen por los pasillos del castillo. Piso de mármol, cortinas de telas pesadas, lámparas y cuadros con hombres-pájaros decoran el lugar. Al final del pasillo hay dos puertas de madera y se puede escuchar música alegre del otro lado. Cuando entramos al salón hombres y mujeres con rasgos de pájaros bailan alegremente. Por lo que veo no están muy tristes por la pérdida de uno de ellos. A medida que avanzamos todos murmuran y nos señalan.

-Humana, ¿quieres frutas exóticas? – las palabras de Simón suenan en mi mente y las niego. -¿Vino? ¿Semillas? Tal vez un perfume…

-Déjenla en paz – todos lo miran a Simón con agresividad y se alejan.

Finalmente llegamos a otras puertas. Uno de los guardias la abre con llave y nos empujan para que entremos al salón. En el fondo hay un trono con una mujer de unos 30 años que nos sonríe. Sus pestañas son muy largas, su pelo enrulado cae por debajo de la cintura y nos mira con mentón elevado. Espirales blancos decoran su rostro y además de un vestido de un violeta oscuro lleva un bastón en una mano. Su sonrisa parece ser amigable pero sus ojos dicen todo lo contrario.

-Simón Valmort, la leyenda de 9 años. Hace tiempo que no nos vemos.

-Reina Ciena – dice inclinándose ante ella -.Un placer estar en su reino. Estás tan joven como cuando nos vimos por última vez.

-Sabes que no envejezco pero lo tomaré como un cumplido. Sigues siendo tan  caballero como siempre. A pesar de que dejaste a mi hija con el corazón roto. Tenían una linda relación.

Lo miro a Simón confundido… ¿Salió con un Cleop? ¿Un ángel con un Cleop?  Una joven le sonríe a Simón y entiendo que es ella su ex novia. Es muy hermosa con su pelo largo y sus ojos grandes y además una princesa pero… ¿quién sale con alguien con pico de pájaro? Y no son celos.

-Ciena, con gusto hablaría del pasado pero no creo que por eso me hiciste venir hasta acá.

-Es verdad. Ayer recibí la triste noticia de que mataste a uno de mis hijos, Abrams.

-Por lo que veo en el castillo están todos en duelo- contesta con ironía.

-Era un príncipe problemático. Siempre desaparecía y decían que hablaba con el Mal aunque nunca lo creí. Me impresionó saber que pudiste contra él. Era muy buen guerrero.

-En serio, ¿le impresionó? Estoy seguro de que no estaba tan sorprendida. Sabes de mis habilidades.

Ella sólo rió y desvió la mirada hacia mí. Con una sonrisa más amplia pero aún más escalofriante vuelve a hablar.

-Lamento tener que castigarlos.

-No hay razón para un castigo. Se respetó la ley de de lealtad.

-¿Seguro? Por lo que sé lo mataste con su propia arma, su cuchillo. Eso es una deshonra para los Cleops.

Simón empalidece y aprieta con fuerzas sus puños.

-¿Qué tengo que hacer?

-Mmm… todo está muy aburrido por acá. Sería divertido alguno de mis juegos. Serena, ¿qué opinas?

-Que sea el Laberinto…- la chica me clava la mirada y sonríe- para los dos.

-De ninguna manera. Mía se queda afuera de esto.

-Mi hija ya dijo su deseo. Mañana, apenas salga el sol serán llevados al Laberinto sin Salida sin armas ni provisiones.

La reina hace sonar su bastón contra el piso y pronto dos Cleops vienen a sujetarme. Simón intenta luchar pero no puede escapar. Antes de que las puertas se cierren la reina llama la atención de Simón y le dice algo en una lengua totalmente desconocida. Finalmente me arrastran y escucho las puertas cerrarse de tras de mí.

Simón

Nos encierran de vuelta en las prisiones, de vuelta en la oscuridad. Al otro lado de la pared puedo escuchar a Mía llorar hasta que se queda dormida. Yo también tendría que dormir para reunir fuerzas pero mi cabeza no deja de pensar en ideas para escapar. Inútil… es un laberinto sin escapatoria. La única salida es resolver el acertijo que me dijo la reina antes de salir del salón…La única salida es la lealtad verdadera.

Frustrado paso toda la noche pensando en esas palabras. Intentando de encontrarles un significado, intentando de encontrar una forma para no morir en el laberinto; una salida para mí vida y la de Mía.

DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora