Stephen...

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Espero que la historia les esté atrapando y no puedan parar de leer... dejen sus opiniones, me sirven mucho! Ojalá en este capitulo entiendan a Simón...

CAPITULO 20                   

Mía

Él simplemente me mira y veo una historia en sus ojos. Desvía la mirada y apenas se aleja:

-Ya no puedo ocultarlo. Necesito que sepas que no soy lo que piensas.

-Tranquilo. Confío en ti no importa lo que haya pasado.

-Fue hace 8 años. Ahora ella tendría más o menos tu edad.

Su voz tiembla. Apoyo mi mano en la suya para que sepa que puede confiar en mí pero él la saca:

-Yo la maté.

Sus palabras me suenan lejanas. No las quiero escuchar, intento negarlas. Mis labios se inmovilizan, no puedo preguntar nada. Levanto la cabeza y lo veo angustiado. Sin poder evitarlo mi pulso se acelera:

-Mamá estaba trabajando en el Banco de Registros y yo estaba a cargo de Stephen. Comimos y nos tiramos en el sillón a jugar a los piratas como a ella le gustaba. Cuando anocheció me pidió que le cuente una historia como siempre hacía mamá y así lo hice. Pero en mi imaginación no hay sirenas buenas ni príncipes perfectos. Cuando la llevé a la cama me dijo que tenía miedo y me pidió que la acompañara hasta que se quedara dormida pero yo estaba obsesionado con el entrenamiento, las técnicas de defensa y las clases; entrenaba día y noche para ser el mejor guardián así que le dije que debía irme. En mi memoria están grabadas las últimas palabras que me dijo: “Simón, no apagues la luz.” ¿Sabes que le contesté yo? – Suspira y aprieta sus puños con toda la fuerza – Le dije que se durmiera y que dejara de tener miedo a los demonios. Le dije que madurara porque en un año iba a empezar el entrenamiento. Eso le dije, porque fue lo que mi papá me hizo la noche en que se fue a su última misión y nunca volvió. Ella me miró sorprendida, puso una mano debajo de la almohada como siempre hacía y cerró los ojos. Yo apagué la luz dejándola en la oscuridad y me fui.

Una ráfaga de viento hizo que volviera a la realidad y esperé a que Simón continuara con su relato:

-Cuando volví de entrenar me encontré con diez casas que ardían en llamas. En la calle estaba mi mamá con un cuerpo en sus brazos; era Stephen. Se veía tan pálida y tranquila como cuando apagué la luz y me fui. Al verla así no lloré ni grité, simplemente la miré. En ese instante mi vida cambió… Con tan solo nueve años corrí a la Sala de Armas, me infiltré y robé todas las armas posibles. Durante la noche los busqué y los encontré. Maté a tres Desalmados, dos hombres y una mujer. Creí que había matado a todos. El Desalmado que trató de matarte el primer día era uno de ellos y me dijo que todavía queda uno. Desde ese día todos me conocen como “la leyenda de nueve años.”

Vuelve a silenciarse y parece mirar algo pero a la vez nada específico. Simplemente el horizonte…

-Volví a lo que quedaba de mi casa con la ropa y las manos manchadas en sangre negra. Mamá se quedó paralizada y me miró fijo por horas. Yo quería que me castigara, me lo merecía…

Ya no lo escucho. Un escalofrío me hace temblar cuando imagino a un niño con su pelo dorado y las manos manchadas de venganza. Parece un zombie. Sus ojeras se ven grisáceas y con la luz pálida de la luna parece enfermo. Por primera vez lo veo vulnerable. Si apareciera un demonio y lo intentaría matar él no movería ni un dedo para defenderse.

-Simón, basta. Tú no la mataste.

-Le apagué la luz. La dejé sola en la oscuridad.

Simón

-Todos cometemos…

-Entiendo que todos cometemos errores y nadie es perfecto. Pero, ¿cómo vives sabiendo que podrías haber hecho algo? ¿Acaso basta con un simple perdón? ¿Cómo hago para que los recuerdos no me destruyan?

-Deja de culparte por esto. Si esos pensamientos te atormentan cada día tienes que hacer un cambio. Tienes dos opciones: despertar cada día y sentirte culpable o seguir adelante

La miro como nunca antes lo hice. Jamás le conté esto a alguien y pensé que al hacerlo ella iba a odiarme pero acá sigue a mi lado. Me abraza y no nos separamos. Cuando finalmente nos separamos le doy un beso simplemente para que entienda como me hace sentir. Ella me lo devuelve y se queda dormida en mis brazos.

Esa noche volví a soñar con Stephen pero cuando me iba dejaba la luz encendida. Para siempre.

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