El Destino

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Este capitulo va para Lourdes... gracias por ser mi amiga de la suerte durante tantos años <3 Espero que lo disfruten!

Capitulo 21

-Esto es raro.

-¿Qué pasó?

-La brújula cambió de dirección. Nunca pasa algo así.

Simón  miraba confundido la brújula dorada que indica en qué dirección está la Fosa Oscura, el lugar donde voy a despertar.

-No entiendo cómo funciona. ¿La Fosa tiene un magnetismo o algo así?

-La maneja el Destino. Esto nunca pasó, cuando el Destino toma una decisión ya no hay vuelta atrás.

-Eso del “Destino” es rídiculo.

-¿Por qué? – él sigue estudiando la brújula como si estuviera fallada.

-No es el destino lo que hace que tu vida sea de una forma o de otra. Son tus decisiones en el tiempo las que van modificando tu vida.

Él levanta la vista y me mira por un tiempo prolongado:

-¿Qué? ¿Nunca lo habías pensado? –le pregunto.

-Ojalá fuera como piensas. Nuestras existencias están manejadas por el Destino, él guía nuestras vidas y no hay forma de que alguien escape de sus decisiones. Es inútil intentar de cambiar nuestro futuro. Es inevitable, impredecible.

-Eso es lo más tonto que escuché. ¿Estás diciendo que si ese tal “Destino” decidió que yo iba a morir no hay nada que pueda cambiar mi futuro?

-Así es. Mira, en el caso de los ángeles el Destino tiene planificada nuestras vidas desde antes de nacer. Decidió que pasemos por la muerte y seamos ángeles. Nos dio misiones a cada uno y una más importante, tan importante como para volver a morir. Para siempre.

-Es decir, que en tu opinión, el Destino decidió que antes de nacer, morirías y te convertirías en ángel para ayudarme a mí.

Él se quedó mudo por un rato hasta que finalmente contestó:

-Sí. Yo pasé por todo esto para conocerte y ayudarte a seguir con tu vida.

-Agh ¡Deja de decir esas cosas! Si pasaste por la muerte un mes después de nacer fue pura casualidad y el Destino no decide la forma en que vas a vivir tu vida o en la que vas a morir. Si eres feliz es porque tu decidiste serlo y si eres una persona triste es porque decidiste que no valía la pena buscar un futuro mejor- sin poder evitarlo me acerco más a él -. Si tú decidiste ayudarme a seguir con vida es porque quisiste. No porque una absurda “fuerza sobrenatural” lo decidió.

-Da igual lo que sea el Destino o no. Debemos cambiar la dirección. Vamos, tenemos que encontrar un lugar seguro para dormir antes de que anochezca.

-¡Pero si apenas es el mediodía!

Simón se ríe y me mira de una forma muuuuy sexy.

-Tengo una sorpresa que te va a gustar.

Simón

Después de una hora de caminata Mía comienza a oír algo particular:

-Escucho algo. Es como si fueran… ¿olas? ¿El mar?

La abrazo por atrás y le tapo los ojos con mis manos:

-¿Estás loco?... ¿Estamos en una playa? – grita entusiasmada.

-Falta un poco. Cuidado con esta piedra – la voy guiando hasta que llegamos a un médano -. Llegamos.

Cuando la dejo ver sus labios forman una sonrisa y en un segundo sale corriendo hasta el mar. Rápido se saca las zapatillas y simplemente moja sus pies en el agua. Tranquilo llego hasta ella pero no se da cuenta de mi presencia hasta que me mira y apoya su cabeza en mi hombro.

-¿Cómo es posible que haya un mar en el cielo?

-Mía, no estás en el cielo.

-Y, ¿dónde estoy?

-En Lit. Entre la Tierra y el Cielo; en el medio.

Ella no dijo nada. Se muerde el labio y mira el horizonte. Cierra los ojos y suspira:

-¿En qué piensas?

-En que cuando despierte no voy a recordar nada de esto. No voy a recordarte. Todo va a ser… sin sentido.

-Todo va a ser normal. Sentirás como si simplemente hubieras dormido.

-Simón, no quiero olvidarte.

Sin pensarlo agarro una cadena de metal que cuelga de mi cuello. Lleva mi nombre grabado en una chapita de metal. Corro a un lado el pelo de Mía y le coloco la cadena. Ella agarra la chapita confundida:

-¿Qué es esto?

-A cada ángel se le da una cadena con su nombre que le pusieron sus papás de sangre y es lo único que tenemos relacionado con lo que podría haber sido de nuestras vidas. Quiero que la conserves.

-No puedo aceptarla…

-Cuando despiertes encontrarás esto en tu cuello. No recordarás como la conseguiste pero jamás olvidarás mi nombre. Podrás llevar una parte de mí por el resto de tus días.

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