Luz (Tobecca)

Dolor

Me encontraba corriendo de tejado en tejado. Cada paso que daba mis ansias aumentaban, podía perderla para siempre - Rayos - no podía permitir que le hicieran más daño.

Cuando finalmente llegue mis más grandes tormentos se hicieron realidad. Ella estaba tendida en el frío suelo, inmóvil, su bello rostro estaba manchado con su sangre y Ring Ring estaba parada enfrente de ella.

- Eres una escoria - la escuché decirle. Sentí rabia, me le acerqué cuidadosamente. Ya que en el estado en que se encontraba era mucho más peligrosa.

- ¿Cuánto tiempo Ring Ring? - traté de llamar su atención y que la dejara en paz.

- Tobe que haces aquí - en su mirada se apreciaba la cofunción - No te entrometas, quieres.

- Veo que te diviertes - dije lo más serio posible. Aunque la furia me carcomía por dentro.

- Se enteró de todo - dijo con frustración - Eso creo... Además hace mucho que quería hacer esto ...

- No perdiste el tiempo - Necesitaba alejarla de Pucca de algún modo.

- Dime aún me recuerdas - se acercó seductora mente a mí - Aún recuerdas esas noches que pasamos juntos.

- Ya es suficiente Ring - la había tomado desprevenida, al volverla a llamar con su diminutivo.

- ¿Hace cuanto que no me llamas así?

- Dos años aproximadamente - le resté importancia. Ahora me arrepentía de haberme metido con ella.

- ... - volvió a dirigir su mirada hacia la pelinegra - Terminaré con esto - Saco de entre sus ropas una katana. El horror se presentó, ella estaba decidida a matarla.

En un movimiento rápido la tomé del brazo para obligarla a verme y que se detuviera - Ring, tu vestido está manchado con sangre.

- Maldición - dejo caer lo que tenía en las manos - Era mi favorito y lo mancho con su inmundicia - Sabía su debilidad por su ropa así que la usaría a mi favor.

- Si no lo lavas ahora no saldrá - le advertí. Al parecer se había olvidado de la ojionix, porque había vuelto a la normalidad.

- ¡Rayos, te salvaste en esta ocasión! - le gritó a Pucca y salió corriendo a donde sea que fuera su casa. 

Cuando estuve seguro de que estaba lo suficientemente lejos me acerqué a una lastimada Pucca. Estaba inconsciente, me invadió el pánico. Así que comprobé que aun estuviera viva, la cargue y me la lleve de aquel lugar.

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Había recobrado la conciencia, pero se negaba a salir de la habitación. Se podía escuchar como lloraba y golpeaba el suelo. Me sentía impotente, quería tumbar la puerta, abrazarla decirle que todo estará bien. Que esta vez no iba a dejar que le borraran su memoria, que escaparíamos y viviríamos lejos de aquí.

- Ya se lo dirás - Shaman se había sentado enfrente de mí. Me miraba detenidamente - Esta vez te estás tardando.

- No te había encargado algo.

- No dejaré que hagas una locura - cruzo sus brazos - Eres mi amigo Tobe, no permitiré que te destruyas.

- De que hablas.

- Sabes a lo de me refiero, esa mujer es lo único que te hace feliz. ¿Y piensas dejarla? Acaso estás loco ...

- Esta vez es diferente