Compasión

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Estábamos reunidos en la casa de quien había llamado durante años mi mejor amigo. Aunque en realidad nos detestábamos. Ching estaba a mi costado afilando una de sus espadas - ¿Qué crees que esté planeando? - Le pregunte.

- No lo sé - alzo su mirada y se posicionó en cierto rubio - Pero si lo ha citado a él, debe ser importante.

- Aun así no debemos confiarnos - gruñí - No sabemos lo que ese lunático puede hacer. Estoy seguro de que nos traicionara en la primera oportunidad que tenga.

- No se atrevería - susurro - Dada no es tan tonto. Sabe lo que Garu es capaz de hacerle - Se escuchó la puerta abrirse y ver entrar una hermosa cabellera azul. Ring ring se dirigí hacia nosotros, mejor dicho hacia la chica con la gallina en la cabeza.

- Aún no se digna aparecer - pregunto.

- Lo hemos esperado desde hace horas - se quejó la pelinegra - Me estoy cansando, ni siquiera sabemos que es lo que planea.

- Por lo que veo es algo grande - añadí - Para buscarlo a él - Hice un gesto como señalándolo. Ring dirigió su vista hacia el rubio que estaba apoyado en una de las paredes. Ella hizo un gesto de disgusto y volvió su mirada a Ching.

Alzo su mano y acaricio a Wong - El quiere matar a Pucca - dijo tan tranquilamente, que me sorprendió su actitud. La pelinegra dejo escapar un grito ahogado.

- Esta demente - gruñí - No podrá contra el imbécil de Tobe y su séquito. Si hasta ahora se han portado como unos inútiles es por no dañar a Pucca - me queje.  

- Si él la mata ... - empezó a decir hacia la nada, la ojiavellana - T ... tú ... - tomo la mano de su mejor amiga - Tú desaparecerás ... - Finalizo.

- Eso no es del todo cierto - la ojiazul hablo - Puede que sobreviv...

- Morirás al igual que ella - Dada se había acercado hacia nosotros sin que nos percatemos - A pesar de que son de distintas madres tú y Pucca son hermanas. Algo que en los cielos es muy raro, por lo cual están unidas ... Dime acaso no te dolió cuando casi la mataste hace unos días.

- ¡Cállate! - grito con todas sus fuerzas. 

- ¿Aún tienes esperanzas de salvarte? - su tono sarcástico me sacaba de quicio - Estás muy equivocada, cariño. Tus días están contados. 

- Será mejor que te vayas - apreté mis puños en señal de enojo - Si no quieres que yo acabe con tu existencia ahora mismo - Él rio, dio media vuelta y volvió a su sitio.

- No se lo has dicho - Le increpé a Ring - Dime, no se lo has dicho - Ella negó con su cabeza.

- De esta manera, todos podrán ser libres ...

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Estaba en mi oficina, me sentía agotado, pues todos mis intentos por acercarme a ella eran en vano. Me levanté para empezar a caminar de un lado al otro, quería despejar mi mente y no lo conseguía con sus recuerdos impregnados de ella. Escuche la puerta abrirse, pero no le preste atención. 

- Tenemos que hablar - suspire con cansancio - La tenemos que sacar de aquí. No es seguro para nadie.

- Hay alguna información sobre Garu - volví hacia mi escritorio, cogí algunos papeles y empece a ojearlos.

-  ¡Me escuchaste, Tobe! Tenemos que ...

- Shaman, aunque nos larguemos de este pueblo. La banda de idiotas nos perseguirán. Ellos nunca la dejarán en paz - El brujo quiso protestar, pero nuevamente alguien había entrado a la habitación.

- No saben quién está aquí - Lo dijo de forma irónica y con una gran sonrisa en su rostro blanco - Porque ... 

No lo deje terminar - ¿De quién hablas?

- Nuestro querido amigo Garu ha venido a visitarnos - dijo burlón.

- ¿Qué es lo que quiere? - pronuncie con desdén. Odiaba a ese hombre y no quería verlo ni en pintura. 

- Viene a hablar contigo - su tono de voz era serio. Algo que no profetizaba algo bueno.

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Uno de los ninjas me había conducido a una de las tantas habitaciones que se encontraban en la guarida. En el recorrido no dijo nada, solo permaneció en silencio, un silencio incómodo que debes en cuanto trababa de romper, pero no me contestaba, ni me veía. Ahora estaba sola pues al llegar a nuestro destino, él simplemente desapareció.

Me encontraba sentada en una de las esquinas de la enorme cama - ¿Qué es lo que tengo que hacer? - dije hacia la nada. Mi vista recorrió la recámara como si buscara la respuesta entre las paredes. Suspire frustrada - Debería tomar un baño para relajarme. 

Me dirigí hacia el enorme armario y revisé entre las ropas que había dentro de él - Pero que ... ¡Rayos! - Lo único que encontraba era ropa de hombre. Camisas y pantalones que solo pertenecerían a una persona - Tobe ... - susurre al percibir ese aroma tan característico de él.

Cogí una polera y unos calzoncillos - Usaré esto por ahora - Me metí al cuarto de baño, este estaba decorado con finas piezas de porcelana y brillantes azulejos. Me dirigí hacia la bañera y abrí el grifo dejando caer el agua, la cual estaba caliente. Me deshice de mis ropas y me introduje en la regadera. Al cabo de unos momentos ya estaba lista, volví a la recámara para poder dormir un poco.

- Pucca... - Me sobresalté al escuchar su voz. El hombre que me había proclamado su amor estaba parado frente a mí, examinándome con sus profundos ojos negros - Te vez hermosa ... - sentí mis mejillas calentarse.

- ¿Qué es lo que deseas? - trate de sonar lo más tranquila posible, pues me sentía incómoda al saber que traía sus ropas puestas.

- Necesitamos hablar ...

Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora