Luz (Tobecca)

Invitacion

Había pasado el día en el restaurante, atendiendo los clientes y lavando los trastes. Me sentía mejor al tener la mente ocupada. Ahora estaba echada en mi cama, tratando de olvidar el dolor que poco a poco iba aumentando en mi pecho.

- Pucca - escuché que alguien me llamaba - ¿Qué paso ayer? - Ching había entrado sin que me diera cuenta - No supe nada de ti.

- Perdón - susurré mientras le sonreí. Saber que ella me puede estar engañando hace que sienta náuseas. Desde que la conocí fuimos amigas y que ello sea verdad me destruiría por completo.

- Hablaste - su tono de sorpresa era evidente - Pensé que nunca más volvería a escuchar tu voz. Es por Garu, ¿no? - sus ojos chispearon de curiosidad.

Tenía que inventar alguna cosa, a pesar de que tenía esperanzas. Sabía que no era así - Es que ... - algo en ella cambio - yo ... no le intereso - No podía decírselo a nadie, no podía confiar en nadie.

- ¡Ahh, lo olvidé! Tenemos que ir al centro comercial- empezó a saltar de emoción, yo la mire confundida. Acaso no le importaba mis sentimientos, me pregunté. Había vuelto a hablar y a ella poco le interesaba, realmente todo era una mentira. - Vamos Pucca, no me digas que tú también lo olvidaste - dijo sacándome de mis pensamientos - Hoy es el festival de invierno.

Tenía que guardar las apariencias así que me levante y le sonreí. - Lo siento, lo había olvidado -La cogí del brazo para salir de la habitación - Vamos ahora. 

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- En que te han convertido - el viento soplaba con brusquedad contra su cuerpo - ¿Qué es lo que te han hecho? - Se preguntaba, pero sin tener respuesta - ¡Shaman!

- Dime, amo -un hombre de piel gris y atuendo completamente negro apareció detrás de él - Estoy a sus órdenes.

- Quiero que investigues todo lo que puedas sobre el hechizo que ella tiene.

- Tobe, no quisiera ser descortés. Pero ya antes he investigado sobre esa poción no hay forma de romperlo. 

- Lo sé - dijo con remordimiento - No es para ella - No había salvación, no había esperanza acaso pensó - Es para mí - la confusión inundo a su subordinado. No dijo nada más y salió del cuarto en el que se encontraban.

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Habíamos recorrido todas las tiendas y Ching no había encontrado nada que le gustará. Ahora estaban en una, ella estaba dentro de uno de los vestidores probándose lo que había escogido.

- Nada me queda - gritó desesperada. Camino en dirección a unas prendas, cogió un vestido negro y una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro. Era como si se hubiera olvidado de que yo estaba ahí, era invisible a su vista. Se volvió a meter al probador - De esto es lo que estaba hablando, nada de esos estúpidos vestidos de niña - la escuche decir. Mire mi vestido y suspiré, ¿Vestía como niña? Me pregunté. La vi salir para poder verse en uno de los espejos de cuerpo entero que estaban en la tienda. Por primera vez comprendí que había estado viviendo en una burbuja y que ya ninguno de ellos era un niño. Los años la tomaron por sorpresa, para ella aún eran niños, pero sus cuerpos ya no lo eran. Era como si hubiera estado en un limbo, detenida en el tiempo ... en el pasado. 

El vestido negro pegado al cuerpo con un escote pronunciado era evidencia de eso - Ching... - La llamé, una parte de mí quería decir que todo era mentira. Ella volteó y me miro con disgusto. Mis esperanzas poco a poco se iban acabando. Su mirada cambió pareció volver en sí, como si cambiara a una máscara, y su mirada se relajó - Te vez linda - le dije.