En quien podía confiar, quien no me ha mentido, quien me ama de verdad. Mi corazón está destrozado, no podía sentir nada más que dolor. Porque me hacían esto, que les había hecho. Porque yo ....... Un sentimiento que nunca antes había sentido empezó a surgir. El odio me inundaba, no lo podía evitar. Me oprimía el pecho y no me dejaba respirar. Lágrimas amargas salían de mis orbes, me asfixiaba cada vez más. Quería que sintieran mi sufrimiento, mi soledad.
Corrí hacia mi casa, cada vez que me topaba con un aldeano me daban ganas de vomitar. Todas esas personas participaban, mi vida nunca había sido real. Al llegar subí las escaleras lo más rápido posible y me encerré en mi cuarto. Que iba a hacer, quería huir, escapar de todo. Empecé a coger un poco de ropa y a meterla dentro de una maleta. No quería saber nada de ellos. El rencor volvió a apoderarse de mí, me miré en el espejo. Cogí unas tijeras que estaban sobre la mesa y corte mi cabello. Nunca más me volverían a engañar, ya no sería su juguete.
- Pu...Pucca ¿Te encuentras bien? - Dada se encontraba tocando mi puerta. Su tono de voz ahora me parecía tan fingido. Al dejarlo entrar se abalanzó contra mí - Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites - Me quede quieta, sin corresponder a su afecto.
Empecé a reír desenfrenadamente, mi cuerpo se agitaba violentamente. Me parecía tan gracioso su preocupación, sé que no le importo en lo más mínimo, pero aun así sigue en su papel. Él me soltó - Deja de engañarme, ese no eres tú.
- Aaa...h? me estás asustando - parecía que se iba a orinar encima como siempre lo hace.
- Deja esa fachada de niño miedoso.
- Si eso es lo que quieres - dijo con frialdad.
Me sonrío pícaramente, empezó a quitarse la camisa - ¿Qué pretendes?
Te muestro quien soy realmente, empezó a acercarse más a mí - No somos familia - Cogió una de mis manos y me hizo tocar su musculoso pecho. Como rayos debía sentirme, a pesar de todo lo quería como un hermano - He tenido a todas las mujeres en esta asquerosa aldea en mi cama - Lo vi a los ojos, sus mejillas ardieron, una media sonrisa se dibujó en su rostro. Se acercó más a mí y susurro junto a mi oído - Menos a ti - me lanzó contra la cama. Se posicionó encima de mí, me daba náuseas sentirlo tan cerca.
Lo empujé con todas mis fuerzas, pero no logre moverlo - Tu fuerza sobrenatural no funciona conmigo, pequeña.
- Me das asco.
- Mira quien habla - le escupí en un intento desesperado - Eres una escoria - se limpio el rostro con la manga de su camisa - Mejor dicho una gatita mala.
- ¡Suéltame! - Una de sus manos se metió debajo de mi vestido. Tocando cada parte que le permitía.
- El idiota de Garu, no vio la oportunidad que tenía - se pegó más a mi cuerpo - No sabes lo hermosa y pura que eres. Una belleza inigualable ni aquí entre los mortales ni haya arriba donde los dioses.
- Estás loco - tenía las manos sobre la cabeza y no podía impedir que me siguiera manoseando.
- Tal vez, mi pequeña luz - Unas lágrimas de impotencia se acumulaban en mis ojos - Sabes por qué no me puedes hacerme daño, porque somos iguales. Seres divinos y venerados.
- No sé dé lo que hablas - De un momento a otro me libero.
- Muy pronto lo sabrás Pu- cca - y se fue sin decir nada más.
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Se escuchaba los pájaros cantar, abrí mis ojos lentamente, ya que la luz me lastimaba. Y no sentí el cuerpo de mi amada junto a mí. Me levanté de golpe, pensar que estaba en peligro hizo que saltara de la cama y la fuera a buscar. Revise el cuarto y no la encontré por ningún lado, escuche como la puerta se abría. Chief estaba parada en el marco de la puerta, llevaba una bandeja con comida.
- Sucedió otra vez - replico - Hace tiempo que no pasaba. Bufe mientras miraba hacia otro lado.
- Tobe, estás bañado en sudor - mencionó - Me preocupa lo que te pueda suceder.
- No es sobre ese sueño - expliqué - Solo que recordé como era despertarme y tenerla cerca - El hecho de que los últimos días habían pasado más tiempo juntos, había empezado a afectarle. Reviviendo los recuerdos del pasado.
- Será mejor que te cambies - desvío la conversación, a ninguno de los dos le gustaba volver a vivir tiempos dolorosos. Salió del cuarto para que pudiera realizar sus cosas.
El cuarto se sentía vació. Me sentía vacío sin ella.
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Un ninja de coletas se encontraba golpeando un árbol con su espada. Un sentimiento raro se posicionó en su pecho. Tenía que recuperarla, ella era suya y solo suya, pensó.
- Maldición - no podía dejar de sentir aquello - Acaso la poción también me afecto a mí - se preguntó. Golpeo con más fuerza haciendo que el árbol cayera - No puedo sentir más que odio hacia ella - trato de convencerse.
Alguien empezó a reírse - Te ves estúpido, hermano - Alguien que no debía de estar ahí.
- Que haces aquí Gura - estaba apoyado en un árbol y me miraba con lástima.
- Me llego una interesante noticia.
- Vete a casa - lo regañe - ¡Ahora!
- No puedes obligarme - Sintió ganas de golpearle - No eres nuestros padres.
- No seas insolente muchacho.
- No podrás evitar que la mate - su voz era fría y vacía.
- Como si pudieras - me burle de mi estúpido hermano menor.
- Que crees que he estado asiendo todo este tiempo - dijo en tono irónico - Una forma de matarla es lo único que necesito.
- No creo que sea buena idea.
- Es mi decisión - finalizo el ninja. Un nuevo problema surgía.
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Estaba en el lugar de siempre, esperando a la única persona que podía ayudarme - Shaman.
- Tobe tengo todo listo.
- Ya era hora.
- Estás seguro de esto.
- Ella nunca me recordará, tú lo dijiste. No se romperá su hechizo.
- Iras a buscarla y le dirás la verdad, no es así.
- A pesar de que sepa la verdad no dejara de sentir lo que siente. No puede amarme como yo a ella, su hechizo no lo permite, nos han hecho demasiado daño
- No sabes lo que te puede pasar a ti. Solo te arriesgas a posibilidades. No sientes nada tan intenso por otra persona. Puedes perder lo todo ...
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Luz (Tobecca)
FanfictionLos pájaros cantaban, el sol estaba en lo mas alto del cielo. La aldea de Sooga había cambiado a lo largo de los últimos 10 años. Sus calles y sus casa habían sufrido la eminente llegada de la modernización. Aúnque algunos de sus ciudadanos aún se a...