Destello

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-  Vamos ... o no llegaremos - una pequeña niña jalaba del brazo a su compañero - Tobe, sabes que no me gusta llegar tarde a casa.

- Tranquila - le sonrió - Aún hay tiempo - la tomó de la mano - Quiero mostrarte algo, ven conmigo.

Un brillo singular iluminó sus ojos. Le gustaba cuando él le decía esas palabras. Porque cada vez que las pronunciaba le mostraba algo fantástico y mágico para ella. Asintió con la cabeza.

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La había llevado al bosque que se encontraba cerca de la aldea. Se encontraban en un prado entonces la cogió del brazo y se introdujeron en unos arbustos. Las hojas no le permitían ver a donde iban hasta que una luz lastimo sus ojos. La única palabra que se le vino a la mente al ver donde se encontraba era belicismo. Estaba en una cueva llena de flores silvestres y se podía oír el agua caer de una catarata.

- Hermoso no crees - solo a tino a mover la cabeza de modo de afirmación cuando lo vio - Estaba entrenando hace unas semanas y bueno ... Lance una de mis estrellas muy lejos y cuando la fui a buscar encontré este lugar. Vengo cada vez que quiero estar tranquilo.

- Debes ser un lugar muy importante para ti. No se compara a lo que me habías mostrado antes - bajo la cabeza, estaba avergonzada - ¿Por qué me trajiste aquí?

- Porque quiero que sea nuestro lugar secreto.

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Se encontraba caminando hacía su casa, el cielo se estaba oscureciendo. Tenía una enorme sonrisa en su rostro que desapareció al voltear en una esquina. Aybo y sus amigos estaban a unos metros de ella. También había un chico que no conocía, estaba apoyado en una pared. Él llevaba el cabello sujetado en dos coletas, no pudo evitar verlo. Se sonrojó cuando él se percató de su presencia, pero al instante desvió su vista, es guapo pensó. Trato de caminar lo más rápido que pudo para alejarse de ellos. Por dentro rogaba que la ignoraran por una sola vez.

- Mira lo que tenemos aquí - Aybo la había agarrado del brazo impidiéndole seguir su camino - ¿Cómo estás, monstruo?

- Suéltame, por favor - su voz era como un susurro.

- Que dijiste - se burló de ella - No te escucho - jalo con fuerza de su brazo lastimándola.

- Suéltame - volvió a repetir - Por favor no me lastimes.

- Quieres que no te haga daño - rio - Garu escuchaste eso.

El susodicho se dirigió a donde estaban y la agarro de la barbilla para que lo viera - Pensé que eras más aterradora - su voz era fría - No eres diferente a las otras - la soltó con brusquedad.

- No la has visto - Dada quien estaba sentado en el suelo hablo - Esa fuerza no es de una persona normal.

- Yo sigo pensando que no es más que una niña asustada - Garu volvió a donde estaba.

- No quiero causarles daño, por favor, déjenme ir - Tenía miedo, le tenía miedo.

- Nos estás amenazando - pregunto quien la aprisionaba.

- yo no ...

- Cállate - la agarro con más fuerza - creo que nadie te enseño a respetar a tus mayores - iban a golpearla. Se liberó de su agarre, lo levanto y lanzo contra el suelo.

- Perdóname - dijo antes de salir corriendo.

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Había pasado un largo tiempo desde que había visto a Pucca por última vez. Ya no lo perseguía, si ese era el caso se sentía aliviado. No tener que correr por toda la aldea se sentía bien. Estaba rumbo a su casa cuando esa tranquilidad desapareció, frente a él estaba la típica chica de vestido rojo. Tuvo un impulso de salir corriendo, pero era tarde pues ella ya la había visto. Cerro los ojos a esperar que ella se le abalanzara encima, pero eso no sucedió.  Ella seguía parada ahí sin moverse, solo lo observaba. 

- Tranquilo no quiero nada de ti - Casi no pudo reconocer su voz. La miro serio, estaba indeciso si hablar o no. Cuanto tiempo había pasado desde que le había dirigido la palabra. Acaso el hechizo se había roto, eso era imposible.

- Terminamos - dijo de modo serio. Pensó que ella se echaría a llorar o que se fuera con lágrimas en los ojos. Pero nada ella seguía inmutable, más aún tampoco se sorprendió de que él hablara.

- Nunca estuvimos - No demostraba emoción alguna. 

Sonrió de medio lado - Tienes razón. Fue un placer flor de loto - le dijo coqueto a ver si respondía.

- Sé que me mienten - esa respuesta lo desencajó, se acercó a él con paso firme - Descubriré quien soy.

Así que solo parte del encantamiento se había roto, pensó - No sé dé que hablas. Yo siempre te he rechazado. Tú nunca entendías por más que te demostraba que no te amaba me acosabas constantemente.

- Sé que ocultan algo - estaban tan cerca como antes, pero esta vez era diferente. Se sentía una atmósfera eléctrica.

No pudo evitar reírse - Buena suerte en ello. Y para que lo sepas todo este tiempo estuve con tu gran amiga Chief - Su rostro mostró sorpresa - No sabes nada de tu pasado, me das lástima.

No le respondió, empezó a alejarse de él. Cuando estaba a unos metros dijo - Gracias.

- Que quieres decir - como era posible que le agradeciera.

- No estaba segura de lo que me había pasado, pero ahora lo estoy.

- Me engañaste.

- Me imagino que lo que siento por ti es parte de algún encantamiento. Porque yo nunca estaría enamorada de alguien como tú.

- Bueno desde ahora se pondrá interesante - esta vez él se le acercó y la cogió del mentón - No permitirán que recuperes tus recuerdos. 

- Haré todo lo posible para que eso no suceda - escuche como su respiración se hacía irregular, como su corazón bombeaba sangre más rápido. Aún seguían los efectos de la pócima.

- Aún me amas - la agarro por la cintura y la pego a su cuerpo - Aún estás hechizada - posiciono su rostro en su cuello y olio su perfume- No te lo he dicho antes, pero eres bellísima.

-  Aléjate - sus pierdas perdieron fuerza. 

La obligo a verlo - nunca dejarás de sentir lo que sientes por mí - le susurro al oído - Eres mía - Iba a decir algo pero no pudo.

La beso.

Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora