Flor

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En un instante puede suceder varios acontecimientos, desde el nacimiento de una nueva vida hasta la caída de una simple hoja. En ese momento las puertas se abrieron de golpe, la figura que se asomaba poseía unos ojos asesinos, un hombre en busca de su mujer. Aquel intruso corrió hacia el centro de la habitación en el segundo que su amada era atravesada por una cuchilla, había llegado tarde. Lo único que pudo hacer es evitar que su cuerpo toque el suelo. 

- Ahora que esto ha pasado, no tengo motivos para luchar contigo -  Su gélida voz retumbo en sus oídos - Por nuestro pasado mostré compasión, evite darle a las partes vitales. Morirá pronto, pero está viva por ahora. Es tu última oportunidad de hablar con ella. 

 La atmósfera se había vuelto pesada, el viento resoplo sobre una tétrica calma - Es hora de irnos, hermano - dijo el hombre sentado en el sofá mientras se levantaba. — Ya no tenemos nada que hacer aquí, nuestra venganza al fin se consumió.

Ambos hombres empezaron a alejarse de la pareja. La felicidad en sus rostros era inigualable llena de alivio y paz. A pesar de ser por una causa tan atroz, como la muerte de un alma pura.

- Lo lamento - manifestó a duras penas la pelinegra - Nu ... nunca qui..se irme ... d...e -  la sangre empezaba a emanar de sus dulces labios. 

Beso, su frente - Espera un momento querida - susurro mientras sacaba su espada - Esto no se ha acabado - la deposito delicadamente sobre el piso. 

La ira era visible en sus ojos y con un gran impulso arremetió contra aquellos dos hombres. Cada uno de ellos desenvaino su espada, Tobe tenía una clara desventaja - ¡Esto se acabó! - grito Garu - ¡Ya no tiene caso! Ella morirá y no puedes hacer nada - El choque de las espadas era continuo. Él no escuchaba pues se concentraba en esquivar y arremetía sin parar, mientras que el otro traba de bloquearlo. Gura se aproximó a la batalla, siendo recibido por el chico de la marca. Peleaba sin cesar con aquellas dos figuras, ya no poseía nada si es que ella morirá.

A las afueras de aquella mansión las tropas de Tobe estaban siendo retenidas por una chica con una gallina en la cabeza y un chico pelinegro. Sin tregua alguna a pesar de que eran superados en números. Una cabellera azul descendió de los cielos - Todo esto fue un error - susurro al viento. La gran matanza de personas que apreciaban sus ojos le causo náuseas. Al ver sus dos amigos estando en el límite su corazón ya roto se destrozó. Cerró sus bellos ojos - Por el poder que está en mi sangre les ruego a los vientos que detengan esto - Conjuró.

Los ninjas estaban en guardia pues de un momento a otro las aves cubrieron aquel panorama tratando de escapar. — ¿Que es lo que suced.. - pronuncio uno de ellos antes de ser golpeado por la gran ráfaga de aire dejándolo inconsciente. Era un caos las tropas estaban siendo desplazadas por grandes corrientes de viento y motivo de poder llegar a ayudar a su líder. Y tanto los pelinegros del bando contrario se encontraron sorprendidos al admirar tal demostración de poder.

- Ring Ring - logro pronunciar la mujer mientras alzaba su vista a los cielos. 

- Lo siento - dijo mientras de entre sus mangas sacaba un bolso que contenía un extraño polvo, el cual esparció. Todos pudieron sentir un dulce aroma que poco a poco hacía que perdieran la conciencia. La quietud y la calma se apoderaron por fin de aquel lugar. Y aquella mujer se dirigió hacia la estancia principal de aquel recinto.

Tobe se encontraba gravemente herido y no se podría decir lo contrario del par de hermanos frente a él. Profundas heridas eran visibles en sus brazos y torsos. El hombre de coleta se levantó con toda la fuerza que se quedaba y se dirigió a aquel par tumbado en el suelo. Miro con ira al que una vez fue su amigo apuntándole con su arma - Hubiera preferido que esto no hubiera sucedido - se lamentó. Mientras atravesaba el cuerpo de uno de ellos.

Este sonrió desquiciadamente - No me importa morir - mencionó en un susurro.  En aquel momento una figura atravesó el umbral de la entrada. Un hombre claramente preocupado se encontraba ahí buscando desesperadamente con la mirada a alguien hasta que la encontró - Así que no pudo llegar a odiarla - La chica de hermosos cabellos negros se encontraba al borde de la muerte. Tobe dejo a los moribundos hombre y se dirigió a su amada, aquel sujeto corrió con todas sus fuerzas hasta lanzarse sobre ese frágil cuerpo. 

—Mi niña — dijo mientras las lágrimas salían de sus ojos. El chico de la marca se inclinó sobre ella y la cogió entre sus brazos. — ¡No llegue a protegerte! Fue demasiado tarde.

Empezó a caminar hacia la salida con su amada en brazos - Lo siento - pronuncio esta en un leve susurro. Él la miro y le sonrió en un esfuerzo de mantenerla calmada.

- Aún puedo hacer que te sanen - Afirmo. Ella mira con sus ojos llenos de esperanza, pero no creía que fuera lo correcto. Su sola existencia había causado tanto dolor. Y esto lo pudo ver claramente al salir, pues un panorama de muerte se presentaba a sus ojos. El miedo la invadió y sus ganas de vivir se esfumaron. Una gran explosión se escuchó a sus espaldas, y aquella mansion se prendió en llamas. 

- Te amo - una hermosa sonrisa se posicionó en su rostro. Acaricio la mejilla de su gran y verdadero amor. Finalmente, se dejó morir ...


Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora