Refugio

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"No sabía donde estaba, no podía ver a donde iba, la oscuridad me inundaba. Una tenue luz se asomaba a lo lejos, corrí para alcanzarla, pero esta se alejaba cada vez más. Caí rendido al suelo sin poder levantarme, tirado en el suelo me quede viendo la nada. Hasta que sentí que algo mojaba mi mejilla. Una tormenta se había formado y las gotas de lluvia caían sobre mi cuerpo. Escuche que alguien me llamaba. Me incorporé para saber de donde provenía esa voz. Delante de mí estaba ella, Pucca. Su cabello negro estaba flotando a su alrededor y llevaba un vestido rojo que resaltaba sus caderas. No parecía la niña que yo conocía. Tenía los ojos hinchados, y un gran dolor se reflejaba en ellos - Yo no merecía esto - dijo. Entonces de su cuerpo emano una luz que me segó.

Pude distinguir una casa en ruinas, las paredes y el suelo habían sido consumidos por el fuego, pues aún quedaban algunas llamas a la vista. Un gemido de dolor me saco de mis pensamientos, dirigí mi vista así la persona que lo había soltado. Era ella tenía los cabellos revueltos y algunos estaban pegados a su rostro por la sangre. Me miraba sin expresión alguna. Mis ojos cayeron a lo que tenía entre mis manos, era mi espada. Y esta estaba atravesado el cuerpo de ella. Mi rostro se reflejó en ella y pude observar una sonrisa de satisfacción en el - Esto se acabó - fue lo último que dijo antes de morir."

Me levanté de un salto, estaba sudando. En mi cabeza me dolía, no podía recordar lo que había soñado, pero era algo importante. Solo había algo claro en mi cabeza y era el bello rostro de aquella chica a quien tanto despreciaba. Su rostro está impregnado en mí. No sabía que hacer, una parte de mí quería asesinarla, quitarle todo rastro de vida; pero otra sabia que la necesitaba, que no podía vivir sin ella, todo por ese maldito hechizo. Me sentía dividido, acorralado y sin poder escapar. Las palabras de mi hermano vinieron a mi mente, él tenía razón: Su simple existencia había causado mucho dolor y me tenía encadenado a esta mugrosa aldea. No podía seguir con los brazos cruzados sin hacer nada, tenía que tomar una decisión.

 Ya no tenía nada en que pensar, ya que, solo había una salida para tanto dolor ... Pucca tenía que morir ... Yo tenía que matarla ... 

Pero antes tenía que encontrarla y sabía exactamente donde podría estar. Maldije por lo bajo, pues no sería fácil acceder a la guarida de mi enemigo. Aunque tenía algo a mi favor, ella y yo no podíamos estar lejos por mucho tiempo. En algún momento ella vendría a mí como si un imán fuera. Camine con paso lento hacia la salida de mi hogar ... El chico de coletas por fin había tomado una decisión.

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Estaba furioso. Aún no lograba comprender como uno de mis más fieles lacayos me había traicionado de esa manera. Como había osado a fijarse en mi mujer ... 

- Ella nunca podrá amarte - dijo aún con sangre saliendo de sus labios. Payaso se levantó, se le acercó amenazante mente hacia él. Lo cogió de los cabellos  y saco un cuchillo, de entre sus ropas, y lo posiciono en su garganta.

- Vuelve a decir eso - gruño - Escoria, vuelve a repetirlo.

- Tobe - pronuncio con dificultad - Nunca te recordará ... Ella nunca te aceptará ... - El hombre que consideraba mi mejor amigo clavo levemente su arma en su cuello, haciéndole una herida poco profunda.

Hice un gesto hacia mi compañero, diciéndole que se detuviera. Entonces hablé, pues había empesador a cansarme - Por tus años de servicio y el aprecio que te tengo ... -  Mi voz era neutral y sin expresión alguna. Debía matarlo o los demás podrían cometer el mismo error. Sabrían las consecuencias de sus actos - Tendré compasión de ti y tendrás una muerte rápida - Finalicé.

Se escuchó algo romperse detrás de una de las puertas ...

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Ahogue un grito. Ya no aguantaba más, ya no podía seguir siendo la causante de tanto sufrimiento. Las lágrimas se escapaban de mis orbes. Era débil, golpee con fuerza la pared, haciendo caer algunos cuadros que en esta estaban. Tobe esperaba que correspondiera sus sentimientos, pero no estoy segura de lo que realmente siento. No sé siquiera en quien puedo confiar, me siento confundida y perdida. Quiero escapar de todo esto, pero no puedo. Siento que tengo que resolver todos los problemas que he causado.

Entre al cuarto en donde se encontraban, me dirigí con paso firme a aquel ninja que había confesado amarme. Me agaché, le sonreí tiernamente - Estoy alagada - mi voz era como un susurro - Pero no puedo corresponderte, mis sentimientos están confusos. Por favor, no arriesgues tu vida por un amor que no puede ser.

- Ven conmigo, escapa de todo esto - replico.

- No puedo huir de mi destino - dije tranquilamente - Tú no tienes nada que ver, te lo pido olvídate de mí. No quiero que alguien más muera.

- Puedes llegar a enamorarte de mí - susurro. Tobe gruño.

- Yo no puedo amarte ... - no sabía que más decir para alejarlo de mí - Mi corazón le pertenece a otra persona - "solo tiene que averiguarlo" pensé.

- Morirás si te quedas, te estoy dando una posibilidad de salvarte y ser feliz - suplico - Por favor, ven conmigo.

- No sé, si merezca ser salvada ...

- Pero ...

- Solo vete y no vuelvas más ... - dije frío. 

Su vista cayó al suelo - No podre hacerte cambiar de opinión ... Verdad - no respondí. 

Me levante cuidadosamente y me acerque a Tobe. Me inclines hacia él y lo besé, sabía que con esto, aunque le rompieran el corazón, podría salvar le la vida - Por favor libéralo ... - El líder asintió y me sujeto de la cadera para apegarme a él.

- ¡Shaman! ¡Payaso! Desatenlo y dejen que se marche ... - El espadachín empezó a caminar hacia la salida y yo solo seguí su paso ... Este sería un nuevo comienzo, pensé. 


Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora