Interior

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Había pasado toda la noche en vela, sin poder evitar que sus pensamientos la atormentarán. Se levantó con pesadez, sintió una opresión en su pecho, y empezó a llorar. Quería sacar ese sentimiento que tenía en el corazón, ya no quería sentir más dolor.

Se abrió lentamente la puerta - Te traje algo para tu garganta - dijo tímidamente la joven que la había cuidado ayer. Forzó una sonrisa en su rostro, se secó una lágrima que se le escapaba de sus bellos ojos- No sé, como podría ayudarte. Pero puedes quedarte el tiempo que necesites - Ella la abrazo y sin poder evitarlo. Volvió a llorar, tratando de poder desahogarse, al menos un poco, en sus brazos. - Tranquila, aquí nadie te hará daño.

- Per...dón por tod...o - sintió como su cuerpo evocaba una delicada carcajada.

- No te preocupes - en ese momento, por alguna extraña razón, se sentía segura - Ven a desayunar, de ahí podrás irte a casa. Si así lo deseas, pero primero tomate esto - le tendió un vaso con un líquido verde.

¿Debería sentirse asustada, no? O al menos algo preocupada. ¿No debería confiar en ellos? O eso le decía su mente, pero porque simplemente no podía. En su corazón sabía que no le harían daño. Algo que no podía comprender. Finalmente, después de descartar lo que su mente divagaba, tomo del líquido que le había dado. El sabor era horrible, pero aun así se lo tomó. Ella le sonrió cuando por fin acabo y le tendió el recipiente vació. 

- Vamos, será bueno que salgas por un rato - Luego la siguió entre unos pasadizos oscuros hasta llegar a la cocina.

Los ninjas se encontraban quitándose la poca comida que tenían. Eso hizo enojar a la castaña, como se iban a comportar así enfrente de una invitada. Ella solo atinó a sonreír, le parecía gracioso su comportamiento. Por alguna razón sentía que era común, se sentía como si estuviera en el lugar correcto. Una sensación como si fuera algo cotidiano. 

- ¿Qué están haciendo? - gritó para poner orden, pero el bullicio seguía - Lo siento - le susurro.

Cuando estaba a punto de contestarle una puerta se abrió dejando ver a Tobe con unos pantalones de entrenamiento y sin camisa. Al ver el desorden que había miro con furia a sus súbditos. Que inmediatamente se sentaron en sus respectivos lugares.

Al verlo, empezó a sentir como sus mejillas ardían. Su corazón empezó a latir rápidamente. Esto era extraño, no había sentido aquello. Ni con Garu. Era intrigante.

- No deberías estar así - le reprochó la joven castaña.

- Chief, deberías estar cuidando a alguien. ¿No? - le increpó mientras cogía una jarra llena de agua y bebía un poco de esta. Al parecer no se había percatado de su presencia. 

- Si te dieras vuelva, te darías cuenta de que no me he descuidado de Pucca - al verlas Tobe parecía avergonzado estar sin camisa en frente de Chief era normal, pero con ella era diferente.

- Dale algo de comer - trato de aparentar estar tranquilo, pero ella pudo notar cierta incomodidad - Y denle algo de ropa - salió de la habitación lo más rápido que pudo. Su cara estaba tan roja como su vestido. Nunca había visto a un hombre de esa forma. Los ninjas empezaron de nuevo con su pelea algo que molesto a la castaña que estaba a su lado.

- ¡Ni... - Ella le cogió brazo para evitar que gritara. Camino enfrente de los subordinados - Pucca, ¿Qué haces? - le pregunto. Golpeo la mesa con fuerza  de modo que todos se asustaron.

- Tomen asiento - dijo lo más fluido que pudo, pero con un tono molesto. El remedio que le había dado había hecho efecto, aun así sentía un escozor en su garganta. - Y... o les ser...viré - No sería bonito verla enojada así que acataron su orden.

Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora