Miradas

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Estaba paseando por las calles de Sooga cuando alguien me agarro del brazo y me condujo a un oscuro callejón. Sentí la fría pared detrás de mí al ser acorralada, sus ojos azules destellaban con cierta maldad.

- Las chefs me han enviado a buscar a su pequeña que al parecer no llego a casa anoche. ¿Tienes algo que ver en su desaparición?- susurro en mi oído.

- No la he visto - empezaba a enojarme. Odiaba cuando me trataba así - Dada.

- Que pena, se notaban tan preocupados - rio - Nunca los había visto así de angustiados, ni siquiera cuando tú vivías con ellos, Ring Ring.

- Ya sabes lo que querías, a sí que déjame en paz.

- Sigues siendo hermosa - lamió mi cachete - ¿Me extrañas a caso?

- Me causas náuseas, no puedo ni dormir al recordar cuando estaba contigo.

- Eso me dolió - olfateo mi cuello - Sabes que eres la causa de las desgracias del pobre de Garu. Que por tu culpa vive una mentira. Que eres la escoria de este pueblo. Que si nunca hubieras  llegado nada de esto hubiera sucedió. Que la familia de tu amado amigo seguiría viva. Que...

- Ya basta ... - El ser que vivía dentro de mí despertó - ¡Cállate! - me cogió de la garganta haciendo difícil mi respiración y que pierda por un instante el conocimiento.

- No sabes cuanto espere volver a tenerte de nuevo ... - sentí como una de sus manos descendía por mi entrepierna. 

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Estaba peinando mi cabello, mire disgustada mi reflejo - Debería cambiar un poco - estaba cansada de esos moños que durante años había llevado, aparte me hacía ver como una niña y ya no lo era. A mis dieciocho años nunca imagine que mi vida iba a dar un vuelco así.

Una ráfaga de viento se coló por la ventana haciendo que jugara con mi cabello - Quiero que me perdones - su voz antes podría haber causado nerviosismo en mí, ahora no podía distinguir lo que sentía - El cabello suelto se te ve mejor - Hice mi típico peinado lo más rápido posible. Deje el peine sobre la mesa y me voltee para encararlo.

- Dijiste que me contarías sobre lo que todos ocultan  - Saber que por fin sabría quien soy me alivio más de lo que pensaba.

- Te dije que en la noche - una sonrisa se dibujó en su rostro - Quiero que nos acompañes a desayunar.

- ¿Por qué? - el ninja de la marca cogió una de mis manos y jalo de ella para levantarme.

- Chief está feliz de que estés aquí, y me gusta que este de buen humor.

Me mordí el labio inferior, por alguna razón lo que dijo hizo que me molestara.

- Tengo que ir a casa.

- No te obligaré a quedarte – me miro a los ojos – Pero tienes que comer algo - Me soltó y se dirigió a la salida – Te esperaré.

Me quede hay parada sin moverme, mi corazón estaba por salirse de mi pecho. "Qué me sucede" El estar cerca de él me hace sentir cosas que nunca antes había sentido. Chief está enamorada de Tobe, eso lo sabía, pero y ¿él? Acaso sentirá lo mismo. Una enorme tristeza me inundo al solo imaginar que ellos tenían algo más que una amistad.

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Un ninja de coletas estaba practicando junto a Abyo. Estaban en pleno entrenamiento y muy pronto llegarían las chicas para acompañarlos. Vio como una peli castaña entraba, pero no había nadie detrás de ella – Ring ring no iba a venir contigo - le pregunto a la chica que se encontraba junto a él.

- Pensé que ya había llegado – Algo no andaba bien lo presentía. Dejo caer su espada y salió corriendo del templo.

Lo agarré de las solapas - ¿Qué hiciste? - le incrimine - Qué fue lo que le hiciste. - No respondió, se quedó callado y eso me hizo desesperar más. Lo golpeé con toda la fuerza que tenía.

- Garu - una delicada voz hizo que me detuviera - Por favor, ya basta - Aun tenía lágrimas en los ojos. Sentí que mi mundo se derrumbaba al verla así. Volví a verlo, y lo lancé contra el suelo. Lo odiaba con toda mi alma.

- No le hice nada - Se limpió la sangre que salía de su labio roto - Solo le dije la verdad.

- Él tiene razón - me abrazo por detrás para evitar que siguiera golpeándolo - Tengo que arreglar esto para que puedas ser libre. Aunque eso me cueste la vida.

- No permitiré que nada te pase - sentí que mis fuerzas se desvanecían. Me aleje de ella y mire con furia a Dada. Él salió corriendo.

Me quede mirando como él se alejaba cuando ya no lo observe, mis músculos se relajaron. Cogí una de sus manos - Dime que sucedió - mi voz era suave, no quería asustarla - Si se atrevió a ... tocarte - tuve que contener mi ira - Te juro que lo mataré.

Ella se a cerco a mí lentamente, la abrace - No - la junte más a mi cuerpo – Pucca se ha perdido - dijo para evitar que siguiera preguntando sobre lo sucedido.

- No me interesa ella – dije con molestia. Tan solo escuchar su nombre me irritaba – Me importas tú - acaricié su melena - Dime que paso.

- No me hizo nada - la miré a los ojos para poder detectar alguna pisca de mentira - No logro hacerlo.

- No lo protejas, por favor.

- No lo hago - una lágrima escapo de sus ojos - Créeme, no pasó nada.

- Entonces, por qué estás así.

- Estaba yendo al templo, él llegó y discutimos. Me beso a la fuerza y forcejeamos - Mire su ropa que estaban algo desordenadas, maldije mentalmente. Acaricio mi brazo – Olvídalo, por favor.

La besé con delicadeza – No me pidas eso.

- Puedes... - un leve sonrojó adorno su cara - Quiero que lo hagas.


Luz (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora