삼십일곱; Treinta y siete

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J. Jungkook

Uno, dos, tres; tres lunares son los que YongSun tiene en su rostro, uno bajo su ceja izquierda, otro justo debajo de su mentón, y el otro en el lóbulo de su oreja. Si a eso le sumamos el que tiene en la clavícula y en el cuello, cinco son los que deja a mi vista. YongSun está recostada sobre su espalda, con el rostro ligeramente girado hacia mi y mi brazo pasa por debajo de su cuello. Su cabello está revuelto, y a pesar de que le he quitado más de dos veces un mechón de cabello de su rostro, vuelve al mismo lugar. Sus labios se ven tan apetecibles, secos y muy rosados. Todo parecía estar ahí y de esa manera por alguna razón. Cada perfecta imperfección en su rostro parecía como si estuvo echa exclusivamente para ella, incluso la cicatriz en su frente, la que ahora no cubría su flequillo.

Repentinamente siento mis labios secos, a pesar de que los he humedecido bastantes veces, y cuando estoy a punto de acercarme, mi celular suena avisando una notificación, un mensaje. Trato de alcanzar en celular, lo más cuidadosamente posible, ya que no quiero despertar a YongSun.

Número desconocido:
Jungkook, soy Jenna.
Tu padre regresó a casa.
Solo quiero que lo sepas antes
de que llegues.

Joder. Todo mi humor se había ido apenas comenzando el día . Lanzo el celular hacia algún lugar cerca y me paso la mano por la cara, frustrado. El solo hecho de pensar en volver a casa en estos momentos, hace que me duela el estómago. YongSun se remueve a mi lado, y me volteo justo al momento en el que abre sus ojos dando una ligera sonrisa.

— Buenos días — murmuro acariciando su mejilla.

— Buenos días — responde y vuelve a sonreír, pero frunce el ceño — ¿Estas bien?

— Por supuesto, ¿por que no lo estaría? — no quería meter a YongSun en mis problemas, eso sería demasiado para ella.

—  No lo sé, te encuentro extraño — apretó sus labios formando una línea y le salió de los más tierno.

— Ay, te ves tan linda — le dije poniendo mis manos a cada lado de su rostro, haciendo que le quedara como una boca de pez.

— Urus un udiutu, jungkuk.

— Ambos sabemos que no lo soy — me acerqué a ella y besé sus labios.

— ¿Me dirás qué sucede? — preguntó alejándose para verme a la cara.

— YongSun, estoy bien, me siento perfectamente aquí, contigo. — Me acerqué a ella dejándola debajo de mi — Solo nosotros dos. — Su respiración chocaba en mis labios, y no esperé más para volverla a besar, embrigándome con sus labios cada vez que los presionaba con los míos. Alcé los brazos de YongSun dejándolos en mi cuello, y gruñí sobre sus labios cuando sentí la yema de sus dedos en mi cuero cabelludo.

YongSun me provocaba un millón de emociones inexplicables solo con verla sonreír. Ella me hacía sentir que tenia el mundo en mis manos cuando entrelazaba su mano con la mía. Nadie podía hacerme sentir igual, nadie.

— ¡Buenos días, amigos! El sol está radiante allá afuera y ustedes... ups — YongSun me empujó hacia el lado. La puerta estaba abierta de par en par, dejando ver a JungSu, alias zanahoria, con una sonrisa en sus labios — ¡vamos, tuvieron toda la noche para eso ¿y justo debe ser ahora?! Jungkook, ponte una camiseta, siento que tus abdominales me hacen burla — YongSun me miró y yo solo me encogí de hombros. Odiaba dormir con camisetas, y ella lo sabía.

— JungSu, nosotros no... — alcanzó a decir YongSun antes de ser interrumpida por este.

— ¿Jungkook, ocupaste los condo...

Sunshine; J. JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora