Capítulo 01

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Antes de llegar a la universidad, Sebastián, se compró un café

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Antes de llegar a la universidad, Sebastián, se compró un café. La noche anterior había salido con algunos profesores, aunque solo había aceptado por obligación, la comida no había estado nada mal, tenía mucho tiempo sin probar algo que no fuese algo congelado o instantáneo. Camino por aquella preparatoria que le quedaba de paso, bostezo un poco mientras miraba la hora de su teléfono. Era el inicio de semestre, tenía tres grupos nuevos y mucho por hacer. Había cumplido ya tres años impartiendo clases en la universidad, siempre con el mismo ritmo, nada fuera de lo normal.

Antes de comenzar se dirigió a la sala de profesores donde se terminó su café, saludo algunos de sus compañeros sin entablar comunicación, siempre permanecía solo y en silencio en su "lugar secreto"

Comenzó con el primer grupo donde se presentó y les hablo un poco sobre su modo de evaluarlos, prestó atención a cada uno mientras se iban presentando, todos tenían algo en particular; ningún interés en aprender, algo a lo que ya estaba acostumbrado. El segundo grupo era pequeño apenas veinte personas, el semestre pasado le había tocado impartirles clases, recordó haber reprobado a varios por inasistencia. Así fue con cada uno de los grupos en las primeras horas del día.

En su hora de comida caminó por la biblioteca, y después fue hacia aquel edificio, era uno más viejos de la universidad, donde muchos veían un lugar tétrico y abandonado, Sebastián veía un lugar tranquilo para poder escribir con toda la calma del mundo. Gracias al conserje había sacado una copia de la llave del salón 16 en la segunda planta.

Abrió la puerta, todo estaba como lo había dejado. Los asientos en fila como si estuviera listas para recibir a estudiantes y la pizarra limpia. Dejó su maletín en el suelo y se sentó en el escritorio. No tenía mucho apetito por lo que tomó su libreta, y comenzó a leer donde se había quedado.

Sebastián tenía un estilo de vida bastante normal, y una afición a escribir. En su departamento tenía un par de libretas llenas de historias románticas que eran solo para él. No las compartía con nadie.

─Bien. Es hora ─susurro.

Tomó su pluma con la que escribía y comenzó a volar. Anotaba algunas ideas en pequeñas tarjetas para poder recordarlas y después incluirlas. Cuando el tiempo se le terminó, guardo todo y salió de allí dejando la puerta cerrada y esperando al día siguiente para poder regresar.

Entró al salón, era el último grupo del día, de inmediato todos guardaron silencio. Dejo su maletín en la mesa y se recargo en el escritorio con los brazos cruzados.

─Bueno días ─miro de un lugar a otro, eran mentes frescas─. Veo que todos son nuevos. Me llamo Sebastián Cosme y seré su profesor de bioquímica estos seis meses. Solo les diré que cualquier duda estoy para resolverla. Ahora me gustaría que todos se presentaran para conocerlos un poco.

Uno a uno se levantaban de sus asientos, decían su nombre, lo que les gustaba, y lo que esperaban de lograr. Había captado desde el inteligente hasta los que no querían estar en su clase, pero con el tiempo había aprendido a saber cómo sobrellevarlo.

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