Capítulo 31

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Desde el lunes todo parecía ir tranquilamente, las clases eran lo bastante normales, solo en la última clase era Greta la que irrumpía en esa tranquilidad con las indirectas de siempre hacia Emilie. Con ella pasaba desapercibido en la universidad, se encontraban en el lugar secreto para desayunar, pero también aprovechaban ese tiempo para platicar e intercambiar besos, todo era con discreción para no levantar sospechas.

El martes después de clases se reunieron como siempre en la cafetería, la acompañó hasta su casa, Emilie era un encanto de mujer, esa misma noche durmió hasta tarde mientras intercambiaban mensajes de texto hasta altas horas de la noche. En la reunión de profesores el tema central fue la visita de aquel hombre que invertiría en la universidad, según la rectora daría un recorrido por el edificio junto con un equipo de arquitectos, para Sebastián era de poco interés, pero había algo más.

─Director del Centro de Investigación ─mencionó la rectora del otro lado de la mesa de juntas─. Si, de entre todo los profesores se elegiría a uno.

─¿Cómo será el sorteo? ─preguntó el profesor que alguna vez le dio clases. Aquel hombre aún seguía siendo ambicioso.

─Eso no estará en mis manos, solo del Señor Stilman así que den su mejor cara.

─Pues sin duda el que mejor preparado esta soy yo ─dijo uno de los profesores de la carrera de contabilidad y allí comenzó todo el desastre.

Sebastián se quedó observando sin decir una sola palabra, peleaban por un puesto que aun no estaba ofertado, ninguno tenía en cuenta que debían trabajar para la comunidad estudiantil para mejorar la calidad del aprendizaje, de algo estaba seguro a él no le darían ese puesto, era uno de los profesores nuevos en la universidad y no estaba tan preparado como el resto.

─¿Qué opinas tú, Sebastián? ─preguntó la rectora.

─Que les deseo lo mejor a cada uno.

─Siempre con tan poco interés, así eras en mi clase.

─Con todo respeto, profesor, su clase no era de las mejores y eso fue porque le faltó actualizarse, no solo yo perdía el interés cuando usted era mi profesor.

Escucho algunos de sus compañeros de trabajo burlarse.

Emilie escuchaba con atención a Sebastián quien le contaba sobre aquella reunión de profesores, por su mirada parecía que había aceptado lo de la construcción del centro de investigación.

─Al final es lo mejor, digo se beneficiarán todos los estudiantes ─lo escucho decir después de dar un sorbo a su Expresso─. ¿Qué tal tu día?

─Bien, las clases, tareas, pero así es la vida de un universitario, por cierto, Eliza me ha invitado a una fiesta mañana por la noche.

─Eso está bien.

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