Capítulo 05

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La junta directiva se alargó más de lo usual, eran ya la una de la tarde de aquel miércoles, Sebastián no llegaría a tiempo para dar su última clase, no iba poder escuchar de boca de su alumna lo mucho que le había gustado su novela

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La junta directiva se alargó más de lo usual, eran ya la una de la tarde de aquel miércoles, Sebastián no llegaría a tiempo para dar su última clase, no iba poder escuchar de boca de su alumna lo mucho que le había gustado su novela. Miró su teléfono una vez más, no tenía ningún mensaje nuevo. Desistió ante la idea de poder verla, al menos por ese día.

Cuando por fin terminó tomó sus cosas y se fue. Llegó a su departamento dejó su maletín sobre el sofá y se recostó, cerró los ojos, estaba cansado, pero no tenía ganas de dormir. Quería platicar, tener una conversación con alguien. Su única compañera era la soledad.

Se quedó contemplando aquel libro de donde sobresalía una especie de tarjeta que apenas era visible. Arrugó la frente. Si no mal recordaba aquello era "eso" un pequeño fragmento. Se levantó y tomó aquel libro al que no prestó interés y abrió la página donde se encontraba. "Eso" era una fotografía de hace muchos años cuando aún era un niño, estaba algo desgastado por el paso del tiempo. Tendría unos seis años, se apreciaba una sonrisa tímida casi invisible, y dos personas a su lado que después llamaría papá y mamá, de su vida en el orfanato tenía muy pocos recuerdos. Volvió a dejar la fotografía en su lugar y se metió a la regadera.

Caminaba hacia el supermercado, el día anterior había olvidado comprar algunos víveres y en la alacena no había nada para comer, metió las manos en sus bolsillos y continuo sobre la avenida principal. En una esquina dobló, sintió antojos de comer una hamburguesa, pero.

─Sin ella, no ─se detuvo de golpe. No entendía de dónde había salido aquello. Prefirió no darle importancia.

Miraba de un lado a otro por el pasillo tomando los enlatados que necesitaba, normalmente consumía atún, ensaladas preparadas o comida que solo necesitaban unos minutos en el microondas. Caminaba distraído mientras miraba alguna marca de yogurt y volvió a la realidad cuando chocó su carrito de compras contra el de otra persona.

─Discúlpeme, ando distraído.

─Si, ya lo vi, profesor.

─Emilie, vaya que sorpresa ─observó cómo se formaba aquella línea en su rostro.

─Lo mismo digo, profesor. No esperaba encontrarlo.

─He venido de compras, necesito algunos víveres.

─Solo enlatados y... ¿comida congelada?

─Si. Solo eso ─observó el carrito de su alumna, tenía de todo un poco.

─Me toca preparar la cena, mi mama y yo nos turnamos para prepararla, hoy me toca a mí.

─Que buen equipo hacen.

─Que puedo decirle, nos llevamos muy bien ─parecía muy orgullosa de sus palabras─. Hoy tuvimos la clase libre, usted no se presentó.

─Si, bueno, la junta me retraso, no pude llegar a tiempo. Tenemos una conversación pendiente.

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