Capítulo 08

515 54 30
                                    


No era una cita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No era una cita. Solo buena compañía para cenar. Se vistió lo más normal que pudo. Habían quedado de verse en el mismo lugar, sobre la avenida de aquella noche a veinte cuadras exactamente.

Una vez listo se enfundó en su abrigo gris y cerró la puerta del departamento. El aire era ligeramente frío, apenas rozaba su rostro, caminaba nervioso, no sabía si su alumna ya había comenzado a leer su nueva historia, pero empezaba a experimentar una especie de emoción.

La vio de lejos, del otro lado de la calle allí estaba ella, tenía puesta una playera color rosa, un jean azul y unos tenis de color mostaza, su cabello como siempre atado en una coleta, por primera vez y sin saber por qué se hizo la pregunta

«¿Cómo se vería con el cabello suelto?» sonrió para el mismo.

─Buenas noches, profesor.

─Buenas noches, Emilie.

─¿Listo?

─Claro, vamos hoy quiero dos hamburguesas.

─Lo necesita, solo se alimenta de cosas enlatadas.

─Bueno, no conozco recetas y ya estoy acostumbrado desde que llegué a la ciudad.

─Yo no podría soportar tanto tiempo, mi mamá y yo nos turnamos para cocinar.

─Eso suena bien, mi mamá prepara ricos platillos, es dueña de una cocina económica, el lugar siempre está lleno de gente.

─¿Cómo se llama?

─Laura, es una buena persona, tiene un gran corazón.

─Eres su hijo, es obvio que tenga un buen corazón.

Pero Sebastián no pensaba de ese modo, esa mujer tenía un buen corazón por aceptarlo en su vida, en su hogar y tratarlo como un integrante de la familia.

─Hace unos años que no se de ellos.

─¿Por qué?

─Perdón no puedo.

─No se preocupe, perdóneme usted por meterme.

Negó con la mirada. No tenía por qué disculparse, eran los recuerdos que aún no superaba. Tristes y amargos. Esas personas hicieron todo para que fuese uno más, pero con los años fue difícil, y más para él. Sebastián estaba envuelto en capas, era un modo de protegerse así mismo, ya suficiente dolor había corrido por su corazón.

─Digamos que estoy distante de ellos y de mi hermana, no es nada importante ─sonrió disimuladamente.

─¿Puedo saber cuál es su comida favorita?

─En verdad no tengo ninguna ¿y tú?

─Es difícil elegir.

─Imagino que sabes cocinar.

Enséñame a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora