Capítulo 07

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Era la última clase del día y el profesor aun no aparecía

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Era la última clase del día y el profesor aun no aparecía. Emilie comenzaba a desesperarse, quería ver esa sonrisa, escuchar su voz, encontrarse con su mirada una y otra vez. Perderse en sus ojos chocolate intenso.

Media hora después y aun no llegaba. Nerviosa le escribió y su respuesta fue inmediata.

Estoy en una junta

No creo salir a tiempo

Emilie se quedó mirando la pantalla de su teléfono. Lo que sentía en ese momento era la impotencia de no poder verlo. Una parte de sí misma estaba muy triste por tener que esperar hasta el siguiente día. Fue la única que espero a que terminara la hora de la clase, tomó sus cosas y salió del salón algo distante.

─Emilie ─alguien a su lado le hablaba.

─Profesor, disculpe ─la felicidad volvió a su rostro.

─¿Ocurre algo? Te vez algo diferente, muy desanimada.

─No es nada. Hoy de nuevo no nos dio clases.

─Resulta que la rectora habla demasiado en una simple junta. Espero reanudar mis clases mañana. Prepárate, dejare tarea de investigación.

─No puede ser, nos dejara hacer un reporte.

─Algo así ─caminaba a su lado con esa expresión de siempre, muy calmado y con una tenue sonrisa.

─Tenemos una conversación pendiente.

─Cierto. Mi novela.

─Si, es más le entrego su libreta.

─Estaba pensando que podría, bueno si tú quieres podría entregarte otra.

─¿Enserio?

─Por supuesto ¿qué dices?

─Yo encantada ¿me dirá de qué trata esta nueva historia?

─No, te lo diré mañana.

─Solo una pequeña probadita ─Emilie miró aquellos labios y por un momento olvido de lo que estaban hablando.

─Está bien, trata de un joven que se enamora de una mujer muy cautivadora, y lo único que tiene de ella es una fotografía. Viaja por muchos lugares con el anhelo de encontrarla.

─Solo una foto.

─Se aferra a ella ─había algo en la mirada de su profesor que no podía comprender. Era como si no estuviera allí, como si en su mirada hubiese un sentimiento. Esa sonrisa la incomodaba.

«¿Y si piensa en alguien más?»

Para Emilie no era posible, porque según él, estaba solo.

Frunció ligeramente el ceño.

─Me tengo que ir ─dijo en tono muy seco.

─¿Todo bien?

─Si.

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