Stilman

227 20 7
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Observó su reloj de mano mientras esperaba dentro del auto, alisó una vez más su corbata negra que combinaba con el color de su traje. Había llegado cinco minutos antes al campus como había acordado, pero de él ni sus luces.

─Bajare del auto, José ─le dijo mientras abría la puerta de este. Respiró profundamente mientras abotonaba su traje.

─Tal vez algún contratiempo, señor.

─Puede ser, es papá de una recién nacida debe estar muy ocupado. Tu también deberías estar con tu familia ─era su guardaespaldas y chofer de la familia.

─No podrá deshacerse de mí.

─Solo digo que estarías mejor con tu esposa y tus gemelas. Toma un vuelo a Madrid y en un par de horas estarás allí ─pero el veterano de guerra no se molestó en responder.

─Vale, solo decía.

─Si me permite, se le ve muy animado hoy, señor.

─Animado no, es solo que estoy sorprendido de perder una apuesta, pudo pedirme otra cosa y ha elegido esto.

─El señor Díaz es muy sencillo, puede que haya optado por esta petición como una obra de caridad.

─No he sido muy caritativo últimamente ─pensó a la vez que metía las manos en los bolsillos de su pantalón.

─Respetable desde el punto mi vista, señor. Hablando del rey de roma ─Stilman volteó para ver el auto que se estacionaba junto al suyo.

─Buenos días ─lo escuchó decir una vez que bajaba del auto. Se acercó para dar un apretón de manos a José y después a él.

─Llevo esperándote unos cinco minutos, Bruno. Debes ser puntual, ya me conoces.

─Disculpa, Marc, pero tuve que dejar a Sarah con el pediatra.

─¿Todo bien con tu pequeña?

─Solo gripe, pero queremos estar seguros, tanto Sarah y yo somos primerizos. Pero ya estoy aquí, te llevaré con la rectora mientras venía de camino le he llamado.

─Bien, te seguimos.

Siguieron los pasos de Bruno desde el estacionamiento de aquella universidad, caminaron por los edificios, Stilman sentía las miradas a su paso, pero como siempre ignoraba ese tipo de atención, observaba a detalle las estructuras, un poco el paisaje natural que era escaso, y el símbolo en honor a la institución el cual era una placa con inscripciones algo desgastadas. Sin lugar a duda no era nada comparado con la universidad donde él había estudiado, pero poco le importaba solo había venido por una razón.

─Atraes las miradas, creo que se ya corrió la noticia del multimillonario.

─Solo vengo a pagarte la deuda, espero de los arquitectos ya hayan hecho su parte.

Enséñame a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora