Capítulo 18

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Emilie se miró una vez más en el espejo para estar segura de que se veía lo bastante bien para él, se hizo varios peinados, pero al final decidió recoger su cabello en una cola de cabello

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Emilie se miró una vez más en el espejo para estar segura de que se veía lo bastante bien para él, se hizo varios peinados, pero al final decidió recoger su cabello en una cola de cabello. Estaba lista; se había puesto sus tenis de color mostaza, unos jeans de mezclilla azul claro, y una playera blanca con estampado, ahora estaba la duda de usar o no maquillaje. La última vez Sebastián le había dicho que no lo necesitaba y al instante Emilie sonrió para después suspirar.

─Está bien... sin maquillaje.

Cuando por fin salió de su habitación se encontró con su mamá en la sala. Estaba por decirle que no iba a regresar muy tarde cuando llamaron a su puerta.

─Debe ser él, mamá, estoy nerviosa.

─Yo iré a abrir, tu trata de calmarte un poco.

Se apoyó contra la pared mientras su madre abría la puerta. Del otro lado escuchaba su voz, se presentaba ante su mamá, era su profesor, pero estaba loca por él, muy enamorada desde hace mucho. Suspiro dos veces, ya quería verlo, aunque de sobra sabía que se vería muy guapo.

Desde muy temprano había despertado esas impulsivas ganas de besarlo, de tomar sus labios, morderlos y hacerlos suyos. Emilie respiraba profundamente cada vez que tenía esa clase de pensamientos, no podía controlarlo, no podía cada vez era imposible.

─Hija, te está esperando.

─Mamá estoy nerviosa. Hoy me siento diferente, no sé qué me pasa y si hago algo y-

─Tranquiliza esos nervios, sal y diviértete. Cualquier cosa me llamas.

─Si, mamá. Te quiero.

─Yo a ti.

De despidió de ella y caminó hacia la puerta, cuando lo vio todo fue mágico. Tan mágico que no fue posible disimular aquella sonrisa, quería lanzarse a sus brazos, sentirlo junto a ella. Aquel pantalón café oscuro combinaba a juego con sus zapatos, y aquella camisa azul que le llegaba hasta las muñecas le exigía que se lo quitara.

─Que guapo estas, Sebastián ─estaba segura que lo había dicho. Sonrió disimulando los nervios, sabía que tenía las mejillas sonrojadas.

─¿Tú crees? Solo quería verme diferente.

─Si, de verdad te ves muy guapo.

─Muchas gracias ─revelar aquella sonrisa era un gran triunfo, un logro poder despertar ese gesto solo para ella y nadie más─. Tu también estas muy bella.

─¿Tú crees?

─Pero claro, eso no se pregunta ¿nos vamos?

─Si.

A medida que caminaban sentía una especie de calidez en su corazón, conversaban, reían, pero muy adentro ella deseaba saber más de él. Sin notarlo los nervios se esfumaron, estaba muy tranquila y plena a la vez que no dejaba de sonreírle. Estaba enamorada, muy enamorada. Su cabello era ligero, sus manos querían removerlo, jugar un poco, tomarlo y besarlo. Emilie se giró para no ser muy obvia, caminaba a su ladito, y no solo se veía guapo olía muy bien a una fragancia dulce.

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