¿A que sabrán sus labios? ¿como sera su mirada? ¿algún día me vera como algo mas?
Emilie, una chica joven con un amor cálido profundo hacia su profesor, Sebastian, un hombre con un corazón dormido.
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Miraba el informe detallado de venta del mes en su teléfono, los números iban bastante bien contra el año anterior y eso le agradaba, tener el control de sus bienes.
─Lo veo muy animado, señor ─José lo miraba por el retrovisor.
─Hoy me siento bien, espero que así sea todo el día.
─No olvide que ha quedado de verse con Bruno y su familia esta tarde.
─Como olvidarlo si me han pedido que vaya vestido casual ─era difícil sabiendo que toda la vida usaba trajes─. Espero que esta junta no me quite mucho tiempo así podré ir a comprarme algo más adecuado.
─Ya casi estamos cerca.
─¿Crees que haya sido buena idea invertir en esa escuela?
─Si me lo permite yo creo que una apuesta es una apuesta, usted perdió y debe pagar, pero si lo que quiere preguntarme es si usted hacia este tipo de acciones antes de que perdiera la memoria la respuesta es sí, basta con pedirle ayuda a Elisa, su jefa de mercadotecnia.
─No, por ahora no necesito indagar.
─Pero que rayos ─José detuvo el auto y observo lo que miraba: era una pequeña multitud aglomerada, alguien estaba en el suelo. Lo próximo que vio fue a uno tipo golpear a una chica en la cara. Aquella sensación se plantó en su interior, la rabia y la ira brotaron de pronto, no dudo en bajar del auto e ir hacia allí. Camino apresurado a zancadas encerrando el puño con fuerza, perdió de vista a José que sabía se encargaría del resto.
Stilman lo empujo con una mano, al tener su atención lanzó su derechazo, aquel tipo interpuso sus manos, pero repitió la acción esta vez con una izquierda directo al tórax y la derecha clavándola sin piedad en su mentón, de ese manera cayó al suelo de rodillas. De inmediato giro hacia donde estaba la chica que había golpeado.
─¿Te encuentras bien? ─le pregunto, pero con dificultad podía hablar.
─Estoy... bi-bien- yo es-toy bien.
─Me las vas a pagar hijo de puta ─vio como aquel sujeto sacaba un arma de fuego y le apuntaba.
Stilman se puso de pie, aquella sensación era nueva para él, no comprendía del todo, pero esa una especie de liberación, de paz, sabía que tenía que hacer en ese momento. Aquel tipo dio un par de pasos para estar cerca, Stilman no se inmuto en retroceder, con una movimiento de mano tomo el arma el mismo tiempo que doblaba la muñeca de aquel tipo.
─No tenías siquiera una oportunidad conmigo ─dijo con frialdad mientras sostenía el arma.
─Esto no se quedará así.
─Espero que lo dejes así ─quitó el cargador del arma─. No permito que nadie me apunte ni con el dedo. Ahora vete junto con esa bola de escorias.
