Capítulo 12

449 44 17
                                    


Cuando entró al salón no la miró, impartió su clase con mucha normalidad, como si no pasara nada respondía las dudas de Emilie como a cualquier estudiante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando entró al salón no la miró, impartió su clase con mucha normalidad, como si no pasara nada respondía las dudas de Emilie como a cualquier estudiante.

En cuanto salió de la universidad comenzó andar sin ningún rumbo, se detuvo en un semáforo y pensó en su hermana, tenía tiempo sin saber de Leticia. Por primera vez hizo lo que nunca pudo, tomó su teléfono y espero los tonos.

─Hola ¿Cómo estás?

─Vaya, hasta que te acuerdas que tienes hermana.

─He estado ocupado ─se excusó.

─Estoy bien ¿Y tú?

─Bien.

─El tono de tu voz no dice eso.

─Solo estoy un poco cansado, ya sabes el estrés del trabajo.

─Yo creo que no es por eso, hermanito, sabes que puedes venir a visitarme cuando quieras, ya estamos grandes y lo que pasó en algún momento ya no te debería afectar.

─Ser adoptado en la familia no fue lo mejor que me paso en tu familia.

─Lo que piensen nuestros tíos y primos no importa, tu eres mi hermano y mis papás son tus papás.

─Gracias, Leticia.

─Me gustaría verte, hace un par de años que no te veo.

─Tu podrías venir a visitarme.

─Iré solo dame tiempo, no puedo dejar ningún pendiente en mi trabajo.

─El banco y los números de volverán loca.

─Sin duda, pero tengo que pagar facturas y me muy bien, ¿Cómo te va en la universidad?

─Muy bien.

─Espero no andes por ahí enamorando a tus alumnas.

─¿Cómo crees? No quiero que me corran.

─Bueno, eso espero.

─Tengo que despedirme, voy llegando a mi departamento.

─Te quiero mucho, hermanito.

─Yo a ti, cuando vengas me avisas para preparar algo.

─¿Apoco ya sabes cocinar?

─No, pero puedo ordenar pizza ─escuchó del otro lado su risa burlona.

─Cuídate, cuando quieras llámame.

─Tratare de que sea seguido. Tú también cuídate.

Entró a la última clase, algunos lugares estaban vacíos, después de pasar asistencia comenzó a revisar los avances de cada uno de sus alumnos.

─Emilie Calderón, necesito tu avance.

─Si, profesor.

La observó caminar hacia su escritorio, le entregó su investigación y comenzó a leerlo en su mente, pero se sentía incómodo por su presencia, alzó la mirada como si nada fijándose muy detenidamente en sus labios rosas.

─Está muy bien ─se aclaró la garganta─, ¿podrás tenerlo listo para el lunes?

─Claro que sí, profesor.

─Bien. Por cierto ─ella estaba por irse─, quisiera que me regresaras mi libreta.

─Aún no la termino, se la devolveré después.

─Está bien.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Enséñame a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora