Capítulo 11

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La observó mientras miraba el menú

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La observó mientras miraba el menú. Y en un instante ella elevó su mirada para encontrarse con la suya.

─Ya conocía esta cafetería ─la escuchó decir.

─¿Sí? ─ella asintió.

─Cuando estudiaba la preparatoria solía venir aquí.

─Pensé en sorprenderte, pero ahora el sorprendido soy yo.

─Pero me gusta, además así podremos conversar ¿le digo un secreto? ─la chica mostro aquella singular sonrisa─. Es la segunda vez que estamos aquí.

─¿La segunda vez? ─frunció ligeramente el ceño.

─Si. Fue hace un tiempo yo estaba sentada allí ─apuntó a una de las mesas─, y usted en la otra. Había llovido por la tarde y me quedé atrapada, usted tenía esparcidas sobre la mesa varias hojas y además escribía algo. Esa fue la primera vez que lo vi, pero usted no me vio a mí.

─Aún más sorprendido, Emilie ─guardó silencio por un momento sin desviar la mirada de la suya─. Quería hablar contigo, llegue a mi departamento y no sé qué me pasó, de tanto pensarlo por fin decidí buscarte. Sé que eres mi alumna, pero... podríamos no sé... conocernos.

─¿Usted quiere conocerme?

─Si, yo quisiera conocerte un poco más allá de las paredes del salón de clases.

─A mi igual me encantaría, profesor.

─Podríamos hacer preguntas simples, yo quisiera saber sobre tu vida.

─Espero no incomodar con mis preguntas.

─Las responderé, y si algo no está bien, te lo diré ─su alumna volvió a sonreírle, era tan cálida y muy sincera.

─Usted empieza.

─Sé que es entrometido de mi parte, pero me gustaría saber sobre tu familia, cuando te expresas de tu mamá veo una chispa en ti, todo te cambia incluso tu manera de hablar.

─Al igual que usted yo soy muy reservada, sobre mi familia le diré que solo somos mi mamá y yo, mi papá nos abandonó cuando ella estaba embarazada de mí.

─Perdona, no debí preguntar ─Sebastián sonrió un tanto apenado.

─No se preocupe, de verdad, estoy bien. Nunca he hablado de esto con nadie, pero con usted siento que puedo compartirlo.

─Te agradezco la confianza. Imagino lo difícil que fue para tu mamá.

─Fue una época muy dura, ella aún estaba estudiando la universidad y mis abuelos la corrieron de su casa. Hasta el día de hoy nunca nos han buscado, pero creo que es mejor así ─jamás había imaginado algo así, Emilie siempre mostraba una sonrisa maravillosa pero detrás de ella había una historia y Sebastián quería conocerla. Esperó a que Emilie diera un sorbo a su café para escucharla─. Mi mamá tenía una amiga que le ofreció su casa, vivimos allí hasta que cumplí un año y ella pudo conseguir un techo para nosotras dos. Puedo decirle que esa mujer es la mejor madre del mundo, se empeña en hacerme feliz.

Enséñame a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora