4. Consejos de una madre.

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JiMin se levantó temprano y de muy buen humor para ir a la escuela. Estudiaba en danza contemporánea en la escuela de artes de Daegú. Amaba bailar, por lo cual no le importaba tener que levantarse diario a las 5 de la mañana.

Después de arreglarse, fue a desayunar encontrando a su mamá en la cocina. Un amigo de su hermano pasaría por este para llevarlo a la escuela, así que no había necesidad de acompañarlo.

—Buenos días. —Saludó y mostró esa sonrisa tan característica de él.

—Hola, cariño. Siéntate. —Sonrió la mujer quien se levantaba para servirle el desayuno.

Cuando terminó se sentó nuevamente frente a su hijo. JiMin notó que estaba nerviosa pero no sabía por qué. Su madre no era buena fingiendo.

—Mamá, ¿qué sucede? ¿Te sientes bien?

—Hijo, quiero hablar contigo.

—Claro, te escucho.

—Sé que amas bailar y lo que más anhelas en la vida es convertirte en un bailarín profesional...

—Al punto, mamá. —Interrumpió JiMin algo inquieto por el tema que había tocado su progenitora, no quiso sonar grosero intencionalmente.

—Bien, seré directa. La felicidad no es completa si no tienes con quien compartir tus momentos buenos, y quien te ayude a resolver los malos...

—Mamá, comprendo lo que quieres decir y estoy de acuerdo en eso de enamorarme pero no ahora. Quiero dedicarme por completo a mi carrera y cuando termine, me abriré al amor. Si tendrás nietos si es lo que te preocupa. —Rió un poco contagiando a su madre.

—Está bien hijo. Sólo te pido que salgas un poco más y disfrutes tu juventud. No me gusta que te la pases todo el día en la escuela cuando no hay necesidad. Recuerda que esta etapa de tu vida no regresará.

—Lo haré, te lo prometo. —Dijo rendido.

Terminó su desayuno y después de despedirse de su madre, se dirigió a la escuela. Tomó un autobús y se colocó sus audífonos para escuchar música.

Al llegar al instituto se encontró con su mejor amigo; Kim TaeHyung. Un chico bastante peculiar pero con el alma más pura que alguien pudiese tener. Este lo saludó animadamente siendo correspondido por JiMin.

—JungKook me invitó a una fiesta el viernes, ¿vamos?

Iba a negar pero recordó la conversación con su madre e hizo una mueca. ¿Qué podría pasar si aceptaba? Nada, quizás hasta podría disfrutar de la dichosa fiesta.

—Claro.

—¡Primera vez que aceptas! Esto amerita una fotografía. —Gritó TaeHyung sacando su teléfono y sin previo aviso, la tomó.

JiMin hizo una mueca al ver la imagen en la pantalla. Su cara tenía un gesto de sorpresa muy chistosa y su amigo no paraba de reír.

—Eres un tonto. —Dijo riendo también.


[...]


Bajó del autobús y caminó rumbo a su casa. Miró hacia el cielo y sonrió al presenciar el bello atardecer.  Recordó aquellos ojos gatunos y suspiró sin saber la razón. Bien había dicho en la mañana que no quería enamorarse por el momento, pero no dejaba de pensar en ese chico.

Él había llamado bastante su atención. En sus clases no se concentró al cien por ciento por imaginarlo, incluso soñó con él. Ahora pensaba en él mientras caminaba. Realmente era algo tonto.

El peli-naranja siempre había sido una persona alegre y sonriente. Esa perfecta y cautivadora sonrisa que tanto lo caracterizaba ha estado presente en él por mucho tiempo.

Cuando tenía cinco años recién cumplidos, su padre los abandonó. A él, a su madre y al pequeño de un año. Fue un golpe muy duro para JiMin el deshacerse de su figura paterna y protectora, pero con el paso de los años aprendió a vivir sin él y dedicarse a su familia. Intentaba siempre estar feliz para borrar la ausencia de su padre y aparentemente le funcionaba. Tenía todo para ser feliz. Su madre, su hermano, su mejor amigo, su hermosa carrera y capacidad de bailar. Y por supuesto, ese chico de ojos gatunos, que estaba seguro, volvería a ver.

Nothing Like Us [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora