Borrachera.

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Me subí al Jeep, lo encendí y salí como alma que lleva el diablo fuera de este Instituto. Solo quería desaparecer, solo quería olvidar, pensé en el alcohol pero no, eso solo daña vidas. Maneje sin rumbo y sin dirección. A fin de cuentas no tengo a donde ir. Trate de tranquilizarme, pero las lagrimas empañaban mi visión, haciendo que todo lo viera borroso.

Soy una estúpida.

Nunca debí obsecionarme con Park, nunca debí ayudarle al Casanova el día que llegó a mi casa a pedir ayuda.

Acepto que nunca he sido una persona que haga cosas buenas por otras, de hecho nunca he actuado de forma misericordiosa, tampoco hice servicio comunal. Realmente sólo he actuado de forma egoísta, conforme a mis intereses... Quizá por eso Park nunca se fijo en mí, porque él necesita alguien que lo salvé y claramente yo no soy esa persona.

Freno de golpe al ver un carro que sale de la nada. Las llantas del Jeep chillan en protesta por el cambio tan brusco.

Respiro hasta tranquilizarme. ¿Dije que el alcohol no es una buena opción? ¡Me rectificó!

Vuelvo a encender el carro y hago mi camino al bar más cercano. ¿Qué puede pasar?

Seis horas más tarde...

—¡Odta codpa másss! —Pido, pero por alguna razón mi lengua se traba.

—Señorita... ¿No cree que ha tomado de más? —El barman un chico guapo, joven con al rededor de 20 años trata de persuadirme para que no tome.

¿Desde cuándo ellos tan preocupados? Si lo que ellos buscan son víctimas que beban hasta perder la conciencia. Y así obtener más propinas.

—¡Di uda mieda! ¡odta! —Le arrebato la copa a uno de los clientes más cercanos de la barra.

—¡Hey eso es mío! —Esa voz...

Palidezco, de todas las personas que tenían que haber en este lugar, específicamente con él tenía que toparme.

—¿Gabriela?  —¡Huye Gabriela! Corre fuera de aquí. Salva tu vida—. ¡Oh eres tú!

En cámara lenta vuelvo mi cara hacia él.

—Oda Duben. —Estalló en miles de carcajadas, al ver su cara de confusión—. Do que pada esde me dome udas 20 dopitas.

—Ya veo... Vamos, te llevaré a tu casa.

—¡Do! ¡do quiedo ir adi! —No podía, si mi  papá me miraba en tal estado... Moriría—. Mi dada me matadia!

Rubén suelta un suspiro cansado y comienza a caminar fuera de la barra, yo hago un puchero fatal pero finalmente acepto salir con él. Me tambaleo mil veces pero al final consigo salir, con un trabajo realmente difícil saco la llave de la bolsa de mi falda.

—Den la dabe de mi deep.

Él me miró confuso.

—Dijiste, ¿Ten la llave de mi Jeep?

Asiento euforicamente. Caminamos hacia el estacionamiento... ¡Alto! ¿Quién pago la cuenta? Debo devolverme y pagar... A paso rápido trato de introducirme dentro del bar pero unos brazos fuertes me rodean por la cintura, me suben sobre su hombro y lo único que soy capaz de ver es la puerta haciéndose cada vez más lejana.

—¡Dengo que padaaaar! —Grite.

—Yo ya pague. —Finalizó con un gruñido, Rubén volvio por mi.

—Debame a du cada guado... —Susurre.

—Es el único lugar al que puedo llevarte...

Las luces del Jeep se encendieron, él abrió la puerta del copiloto para mí, me metió dentro y me puso el cinturón, cerró la puerta. Rodeo el carro e hizo el mismo procedimiento que hizo conmigo, nos pusimos en movimiento y todo comenzó a darme vuelta...

Para el chico que nunca me amó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora