Hable con Alex por horas, raramente la enfermera no llegó a sacarme a patadas de la habitación, el chico me contó lo solo que se sentia en aquel lugar, lo tanto que extrañaba a su familia y lo feliz que estaba de haber vuelto a ver a Ángel. Así como también me contó cuán emocionado estaba por la carta de su mejor amiga.
—Alex...
—¿Si? —Preguntó.
—Debo irme.
Su cara decayó en un gesto melacónico. Como si temiera quedarse solo así que con una sonrisa le prometí volver. Lo había conocido lo suficiente para saber que era un gran chico, todos los Casanovas lo eran.
—Cuidate.
—Tranquila, no puedo hacer mucho desde aquí. —señaló con su barbilla las tiras que lo mantenían sujeto a la camilla—. Saludame las chicas y a Ruby. Diles que las extraño... Que no me caería nada mal una de sus locas visitas.
Asentí y salí del lugar, le tendi la llave a la enfermera que me la presto, esta la recibió con una gran sonrisa. Que loca es esta gente... Aunque la tranquilidad volvió a mi rostro porque por un segundo pensé que me retaria.
Empecé a andar por la oscura calle, ya había anochecido, tome uno que otro atajo... Miraba hacia todos lados como un animal asustado, tenía la impresión de que podía salir un asesino de cualquier callejón y hacer con mi cuerpo un picadillo, los consejos de mis padres me atacan como avalanchas:
1- No salgas tan noche por la calle.
2- No vuelvas tarde a casa.
3- Recuerda que hay mucho loco allí fuera...
4- No tomes atajos, ni cortes camino mejor ven por lo largo pero seguro.
5- avísanos si sales.
6- Camina lejos de los callejones.
7- Recuerda que tu padre a encerrado personas que buscarán hacerte daño.Maldije para mis adentros. El sonido de una moto alertó mis sentidos, no era cualquier moto, era la suya.
Él aparco junto a mi. El olor a cítricos se mezcló con el aire y llegó hasta mi nariz.
—¿Quiere que la lleve linda señorita? —Su voz resono en mi cabeza.
Sólo es un villano que quiere disfrazarse de un héroe. ¡Recuerda!
Gritó la voz de mi conciencia.
Seguí caminando ignorando su presencia pero él volvió a hacerlo, su maldita máquina con motor se posicionó una y otra vez a mi lado hasta que finalmente la aparcó frente a mí, impidiendo que realizara cualquier tipo de huida.
Se bajo de la motocicleta y me tomó por la cintura.
—¿Qué haces...? —Pregunté.
—Solo te ayudo a decidirte.
Y así, fue como junto nuestros labios... Pero no fue un beso, fue un rose... Uno muy delicado, de esos que te hacen querer más.
—Detente... Tengo novio. —La última palabra quemó en mi garganta.
Pero no lo hizo, porque sus labios y los míos bailaron en la inconsciencia del pecado. Pero esta vez fue mi culpa, porque no quise detenerlo, rodee con mis manos su cuello, las suyas recorrieron mi cuerpo deteniendose en mis nalgas, solté un gemido al sentir su contacto, aquello de sentía malditamente bien... Porque de alguna manera deseaba esto. Pero ya no como antes, porque a fin de cuentas nunca fue como lo pensé... Los besos de Ángel se sentían mejor.
—Abby... —No hacía falta dar la vuelta. Aquel aroma era para mi tan fácil de reconocer... Me habia descubierto. Aunque nunca lo quise hacer, al voltearme, sus ojos claros me miraban heridos, tenía que ser la persona con la peor suerte del mundo para que me pasara esto... No podía ser cierto.
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Para el chico que nunca me amó.
Ficção AdolescenteDebo recalcar que amo verte a distancia. Me da miedo tu reacción... Debo parecer una psicópata pero no tiene nada que ver con las 200 fotos que te he tomado distraído, ni con los lápices que usabas en el kinder esto... Esto es diferente. Amame Park...