Capitulo 21 "INEXPLICABLE Y EXTRAÑO"

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Mis invitados muy animados revivían paso a paso el día del juicio, los interrumpí unos minutos para ofrecerles algo de tomar y cambiar el casete de mi grabadora, para ellos todo estaba resuelto y en el pasado, pero para mi... no podía evitar sentir cierto coraje hacia esas mujeres por haberle echo la vida imposible a mi mamá, en fin, mi ansiedad por saber como terminaba todo, me hizo poner una sonrisa en mi rostro y pedirles que continuaran.

Don Sebastián prosiguió...

—Mi muchacho James dejo el micrófono en el piso y se sentó a un lado de Zacarías, lo miraba fijamente y le pregunto: "¿Por qué traicionas tu palabra de honor enjuiciando a mi esposa?, tu sabes que ella no cometió ningún delito, porque ella ya era mía, mucho antes de que Rafael naciera."

Nosotros no sabíamos a que se refería, pero Zacarías temblaba emocionado.—

Doña Delfina relato el resto serenamente y suspirando hondo:

Mi esposo se puso pálido, yo me acerque y escuche lo que le dijo James:  —"Cuando tu me encontraste el día  de mi accidente, aquella vez que caí del caballo, ¿Te acuerdas?, me prometiste que cuidarías de Rosa y de mi hija que estaba por nacer, "¡lo prometiste!", y estoy aquí para recordártelo, Izel es Rosa y he vuelto para cumplirle "Mi Promesa" de estar con ella hasta el  fin de sus días.—

Fue una locura, —Siguió hablando doña Delfina— Zacarías muy conmocionado intentaba hablar pero solo tartamudeaba, tomo el micrófono y se dirigió al pueblo quienes impacientes observaban sin saber lo que ocurría.

¡Queridos amigos!,  nuestros antepasados siempre nos han dicho que el ciclo de la vida es repetitivo, como el sol sale en las mañanas y se va con el atardecer, para regresar en un nuevo día lleno de esperanzas.

La primavera reverdece los valles, el verano con su lluvia bendita, el otoño que marca tiempo de cosecha y el invierno que hace descansar la tierra, para volver a empezar el ciclo nuevamente. 

Para morir debemos nacer y para nacer debemos morir, no hay final de la historia solo etapas de aprendizajes, nuestros ancestros nos cuentan leyendas, que algunas parecen de fantasía, pero hoy... aquí frente a nosotros, tenemos una prueba viviente de ello.

La mañana en que murió Alberto Mendiola, yo fui quien lo encontró moribundo a causa del golpe que sufrió al caer, el se aferraba a la vida tomado de mi mano, le preocupaba el dolor que le causaría a su esposa Rosa si el falleciera, pero me pidió que la cuidara y protegiera, a ella y a la bebe que estaba por nacer, me hizo jurarle que lo haría, por esa razón yo me negaba rotundamente a juzgar a Izel.

Después de prometerle que con mi vida las protegería, fui a buscar ayuda, pero cuando regresamos el ya había muerto... jamás a nadie le conté mi secreto, las ultimas palabras de Alberto fueron de amor para su esposa, el dijo: "Dile que la ame hasta el último segundo de mi existencia".

Y hoy... este fuereño me repite las palabras de mi amigo antes de morir, el reclama a Izel como suya, y yo creo que... el tiene razón.—

Ahora habla mi abuela y yo sigo helada:

—Subí al kiosco y tome el otro micrófono, les dije que yo tenia pruebas, Izel me relataba historias imaginarias que en realidad sucedieron cuando mi hija Rosa era solo una niña, sabia de lugares y cosas sin haberlos visto jamás, su actitud y pensamientos eran similares a los de mi hija, al principio creí que era coincidencia, pero después comprobé que no.

Curiosamente, lo mismo sucedía con James en Los Ángeles California, de echo el me mostró quien era, tan pronto lo vi, lo reconocí de inmediato.—

Y dijo doña Delfina:

James le pidió a Zacarías que tocara su cabeza, cuando mi esposo lo hizo, nos dijo que James regreso a esta vida, con la marca de cuando cayo del caballo, era la cicatriz de la herida donde Zacarías con desesperación trato de contener la hemorragia el día del fatídico accidente.

LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora