Capítulo 25 "La confesión"

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Mamá me veía intrigada, al principio pregunto pero después me exigió la respuesta.

—¡Habla ya hija! ¿Qué es eso tan malo que hiciste, cómo para que te cuelgue del árbol del jardín?— Ahora si no tenia escapatoria, y mas cuando mi padre dijo:

—Bien, en pláticas entre madre e hija, es mejor huir, te veo en un rato Yaretzí, suerte.— ¡Casi suplique que no se fuera, pero sin decir mas, me beso en la frente y se marcho!, yo Suspire hondo y profundo.

—Esta bien mamita, hablemos de una larga historia...— Caminamos hasta el sillón mas grande de la sala y le pedí a mi hermano que nos dejara a solas, yo no sabia por donde empezar, así que decidí hacerlo por el principio.

—¡Ya Yaretzí! Me vas a matar con el suspenso, ¿Qué sucedió?— Exclamó mi madre enfadándose.

—Uffff, Todo empezó un día cuando estaba yo aburrida y entré a tu habitación, estaba buscando fotografías de cuando yo era bebe o recién nacida, busque en donde estaban los álbums, pero solo encontré de cuando ya tenia alrededor de un año, y me di cuenta que de mi hermano hay infinidad de fotos, desde tu embarazo hasta del nacimiento.— Entonces ella me interrumpió.

—Ya habíamos hablado de esto antes hija, y creí que todo estaba claro, yo soy tu madre y tu no eres adoptada.— Pobre de mi mamita, seguía creyendo en la mentira que le dije.

—No mamá, déjame terminar, ¿Recuerdas cuando entre a tu cuarto con tu diario en mis manos.?—

—Si, cuando creíste que era un álbum de fotografías, cómo olvidarlo, sí fue cuando tuvimos aquella terrible discusión y tu papá terminó convenciéndome de mandarte a visitar a mi nana, ¿Por qué lo preguntas?— Mis manos sudaban, estaba sumamente nerviosa y media tartamuda pero se lo confesé.

—Es... es que, te mentí mamá, te pido perdón, yo se que no fue correcto lo que hice pero no lo pude evitar.—

—¡¿Hiciste que?, deja de estar jugando a las adivinanzas y habla ya.!— Auchhhh, mi mamá se empezó a desesperar y mejor hablé rápido.

—Leí tu diario mamá, perdóname...— Mi madre se quedo muda de la sorpresa, y no es para menos, pensar que leí hasta cuando se entrego a mi papá y todo lo que sucedió en las grutas, yo se que merezco la horca por esa falta cometida.

Lo siento mucho mamá, de verdad que al principio creí que eran fotos, pero al leer el titulo y la primera pagina supe que no era así, la curiosidad me invadió y seguí leyendo, después ya no pude parar de hacerlo, se volvió como un vicio para mi.— Ella solo se quedo pensativa, imagino que no es fácil asimilar que tus secretos estén al descubierto.

—¿Hasta donde leíste mi diario?— Preguntó en tono molesto.

—Me quede en la lectura... donde mi papá regreso al pueblo y yo estaba recién nacida...— Una tristeza se dejo ver en su rostro.

—¿Y porque entonces dudaste que eras mi hija?— Y mi adorada mamita seguía en la Luna.

—Nunca dudé mamá, fue solo una excusa para que no sospecharas que había leído tu diario, de verdad estoy arrepentida porque hice algo indebido, pero a sido una gran lección para mi te lo juro, sí no es por ese diario, yo todavía seguiría idiotizada con mis disque amigas y las malas compañías en mi escuela.

A partir de que leí tu historia fue que todo cambio, mi forma de pensar, compare mi vida tan diferente a la tuya, desde entonces me he sentido súper feliz y afortunada de tener una madre como tú, perdóname mamá, no sabes que orgullosa estoy de ti, eres la mejor amiga que pudiera tener.— No resistí mas y la abrace, esa era mi madre, Izel Mendiola a los 36 años de edad, delgada, con su pelo rubio al igual que yo, de ella heredé mis ojos color avellana, ella es única para mi.

LA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora