Capitulo 20 "EL JUICIO"

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El primero en hablar fue Rafael, se levanto y me saludo dándome un fuerte abrazo, me dijo que era increíble el parecido con mi madre, me presento a Rosalía y me comento que tenían tres hijos en total, yo adoro a mi padre James, pero mi mamá no estaba nada perdida, este señor es bien parecido, ahora se de donde saco lo sexi Rafael Junior.

Rosalía por su parte también es muy bella, su esbelta figura, su larga cabellera negra y ondulada, combina perfecto con sus grandes Ojos Negros y su piel morena, en general se ve que son una familia feliz.

A un lado de ella se encontraba doña Delfina, que es la esposa de don Zacarías (q.e.p.d.) el terrible hombre que con mano dura imponía fuertes castigos en los juicios, ella me saludo y permaneció sentada, su avanzada edad le impedía tener mucha actividad física, en otro sillón cerca de mi nana estaba don Sebastián, ese hombre de rostro gentil y cansado me sonrió con dulzura, todos ellos reunidos ahí para contarme lo sucedido en el juicio. 

Rosalía empezó a relatar:

—Recuerdo claramente ese día cuando vi a Rafael cayéndose de borracho, me ofrecí a acompañarlo a su casa ya que se tambaleaba al caminar, el me abrazo y llorando de coraje me dijo que Izel lo había traicionado con otro hombre, que mientras el trabajaba fuera ella se burló de el entregándose a otro, también me dijo que estaba embarazada y no le quiso decir el nombre del que le quito la honra. 

Yo me sentí indignada, jamás lo espere de ella, me dolía ver sufrir a Rafael pero al mismo tiempo estaba frente a mi la oportunidad que espere durante años.

En secreto siempre había amado a Rafael desde que éramos niños, de echo un día me atreví a confesárselo y por poco y nos descubre Izel, pero el con dureza en sus palabras me dijo que para el siempre seria su amiga, que no había otra mujer en su corazón que no fuera Izel Mendiola.—  yo la escuchaba atenta y grabando la conversación, pero ella me confirmo lo que yo intuí cuando leí el diario de mamá.

En ese momento hablo doña Delfina:

—Yo salí de mi casa y vi a Rosalía tratando de levantar a Rafael del suelo, me pareció extraño  ya que ese muchacho nunca bebía, lo conocíamos por trabajador y respetuoso, me acerque y ayude a sentarlo en la banqueta, después le hable a Zacarías para que lo llevara a su casa en el auto.

Cuando salió mi esposo, Rafael se puso en pie y quería ir a la casa de Izel para que le dijera quien era el padre de ese bebe, Rosalía lo detuvo y trataba de convencerlo para que se fuera a dormir, pero el estaba fuera de si.

Nosotros nos quedamos sorprendidos cuando el saco de su bolsillo el anillo que le daría a Izel para proponerle matrimonio, pero se lo entrego a Rosalía, le pregunto si quería casarse con el, esa muchacha se volvió loca de alegria, no le importó que el estuviera borracho y lo beso enfrente de nosotros.

Los llevamos a sus respectivas casas, después de dejar a Rafael, Rosalía nos explico lo sucedido, no lo podíamos creer, no de Izel, esa muchachita siempre había sido un ejemplo a seguir y nunca esperamos algo así de ella.

Al día siguiente fuimos a casa de Rafael para hablar con sus padres al respecto, ellos estaban muy decepcionados también pues adoraban a Izel, después de la sorpresa vino la indignación y se acordó darle una lección a ella delante de todo el pueblo.

Los padres de Rafael pedían justicia porque su hijo era la burla de todos, Rafael quería saber quien era el infeliz que se había reído de el y Rosalía tampoco desaprovechó la oportunidad de quitar de en medio a Izel y tal vez exiliarla para siempre del pueblo.

El único que no decía ni una palabra era Zacarías, el, que siempre estaba impartiendo justicia ante la mas mínima desobediencia, esa ocasión ni opinaba.— ¡Que raro! Tenia entendido que ese viejito era el mas cruel y se quedo callado, ¿Porque?

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