She's got a smile it seems to me
Reminds me of childhood memories
Where everything
Was as fresh as the bright blue sky
Now and then when I see her face
She takes me away to that special place
And if I'd stare too long
I'd probably break down and cry.Camila
El cielo vestía un secreto mientras de sus nubes desprendían pequeñas gotas de agua que ayudaban a refrescar el alma de cada persona que recorría la ciudad entre los apuros y ajetreos que ésta ofrecía en días como éste.
La lluvia se encendía como una metáfora entre medio de los pensamientos que me invadían aquella tarde demostrando una breve comparación entre el cielo nublado y el silencio ensordecedor que recorría mi alma llena de recuerdos desdibujados y difusos.
Solté un lánguido suspiro que se transformó rápidamente en una sinalefa incesante de todos esos tormentos que nunca salían más allá que cuando estaba a solas entre medio de las dolorosas memorias de los fines de semanas de hace mucho tiempo y el momento exacto en donde mi cabeza no tenía más que hacer que rendirse de forma sumisa frente al dolor.
Los signos latentes frente a ese cuadro de dolor eran más que reconocibles, entre medio de la punzada eterna que sentía mi inconsciente y que trataba de borrar entre el cansancio de cada turno que tomaba día por medio y el hecho de que mi cabeza a veces estaba tan saturadas de las cosas cotidiana que no daba abasto para poder pensar en algo más allá ó que los recuerdos se convirtieran en esas palabras suicidas que abundaban muchas veces en mis pensamientos.
Ésta tarde no se mostró distinta a todas en las que tenía turno en uno de los hospitales pediátricos más importantes del país. Las salas de espera se llenaban de niños y sus familiares que buscaban en su mayoría aliviar algún tipo de enfermedad, quitar cualquier posibilidad de que existiera algún dolor más grande que el que ya existían y luego estaban aquellos que no sabían con seguridad lo que tenían, por lo cuál buscaban una solución en urgencias.
—Un café siempre es capaz de ser la mejor medicina para una mala noche —aseguró April mientras nos sentábamos cansadas por el turno que nos había tocado, yo asentí mientras observaba como las gotas de lluvia se apoderaban de la ventana que estaba a unos pocos metros de las literas apiladas donde solíamos dormir cuando los pacientes no nos atestaban quitándonos el sueño como lo había sido el día de ayer, por lo cuál, las camas aún estaban tendidas burlándose de nuestras ojeras profundas.
Quité mi mirada de la ventana notando como un capucchino se envolvía entre mis manos de parte de la castaña, yo asentí con una sonrisa ante ese gesto y no tardé en sentir como el calor acogedor de aquel bebida me encogía el estómago en una sensación placentera que solo se demostraba con un café en medio de un turno turbulento y una tarde de lluvia.
—Hoy te luciste con esa reanimación avanzada hacia ese niño, Cabello —comentó llenando el silencio que había recubierto aquellas paredes celestes sin decoración alguna más allá del gran reloj de pared que se encontraba en el centro, yo asentí recordando el caso que me había tomado casi toda la noche entre dos paros de parte de un menor de seis años.
Sus padres estaban asustados ante las constantes convulsiones que el menor mostraba mientras que mis ojos no podían dejar de pedir ayuda para que él no se nos fuera de la corta distancia que existía entre la vida y la muerte.
Era apenas un niño de cabello cobrizo, pecas por todo su rostro y el miedo instalado en todo su cuerpo inconsciente que aún así seguía combatiendo a pesar de que la balanza estaba casi llegando a su fondo en el inframundo.
Tomé un sorbo del capucchino recordando con nitidez a mi paciente como solía hacer con casi todos los que recorrían esos pasillos. Podía tal vez no recordar su nombre ó su edad pero siempre estaban en mis memorias mis condenas y a quienes había salvado, creo que eso era lo interesante de mi profesión donde podía aferrarme a ver como la muerte se burlaba de la vida y como también podía ser lo contrario y la vida se envolvía de dulce locura al quitarle terreno al más grande miedo de todos los seres humanos.
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Perfect
RandomFue en aquel momento cuando el tiempo se detuvo y las manecillas del reloj no se atrevieron a seguir girando, cuando me di cuenta de que la perfección no estaba en sus ojos, ni tampoco en la curva más bonita que tenía, ni tampoco estaba en su mirada...