I believe it's meant to be, darling
I watch when you are sleeping, you belong to me
Do you feel the same, am I only dreaming
Or is this burning an eternal flame?Enero, 2012
Toronto, Canadá
Camila
—¿Doctora Cabello?—fue la voz que hizo que mi mirada tuviera la primera distracción de casi una hora que llevaba observando a la pequeña de aproximadamente un año que descansaba en la cuna de cuidados intensivos, la menor había sido traída hace casi dos semanas con un episodio de neumonía qué me había derivado a estar casi todo el turno a su lado, sin embargo, lo más sorprendente no era eso sino los signos claros que la pequeña presentaba de tener fibrosis quística y las malas condiciones en las cuáles ella se presentaba.
Aunque ahora se encontraba mucho mejor qué el estado en el cuál había sido recibida hace dos semanas, aún no estábamos seguros de cuál sería el destino de la niña ya que no presentaba familiares. Simplemente la habían dejado a su suerte en el hospital cuando pudieron darse cuenta de que había sido bien atendida.
Un lánguido suspiro salió de mis labios al ver como ella estaba luchando con su vida, aferrándose a seguir aquí a pesar de todas las adversidades que ya estaban presentes en su vida a pesar de su corta edad. Mi mirada recayó en la enfermera de cabello negro, lentes azules y qué por su edad y la forma en qué aún no se notaba muy segura de la información qué salía de sus labios debía tratarse de una interna.
—Creo que hemos encontrado los datos de la menor —sugirió mientras acomodaba su cabello para atrás dejando que sus nervios estuviesen presentes, yo me limité a darle una sonrisa de ánimos para que no se sintiera intimidada; apenas recordaba cuando también había estado en su posición y todos las personas del hospital eran como semi dioses que podían condenar tu vida al infierno con una simple orden por lo cuál trataba de no hacerle la vida difícil a los internos —Laia Carrell nacida el quince de agosto del 2010, inscrita dos meses después sin registro de sus padres ni tampoco seguro médico alguno —comentó produciendo el encogimiento instántaneo frente a sus palabras, los padres de la pequeña apenas se habían dado el tiempo de registrarla y ponerle un nombre, sin embargo, no existía para el sistema a tal punto que sus padres ni siquiera se habían notificado como ello y la habían dejado a su suerte.
—¿Aún no se encuentra ningún familiar?—pregunté sintiendo una leve presión en el pecho por lo que le tocaba vivir después de que pudiese recuperarse, ya que al ser un bebé difícil y con una enfermedad hereditaria qué disminuía sus expectativas de vida era más que imposible qué alguien pudiese adoptarla cuando finalmente entrara al sistema legal y fuese para entrar al sistema de adopciones al no tener a nadie. La enfermera negó con un suspiro ante esa pregunta —Entiendo —fue lo único que pudo salir de mis labios al desviar nuevamente la vista a la niña que se encontraba en su cuna con una sonda y ya había dejado el respirador mecánico —Gracias por la información, puedes seguir con los pacientes de tu turno —sugerí haciendo que la chica asintiera y finalmente me dejara a solas con la menor que se encontraba descansando pero qué yo reconocía a la perfección esos pequeños ojos color miel, qué podían tenían el tono más oscuro del café como también podían tener unos hermosos ojos respladescientes.
Con casi dos semanas conociéndola ya podía hasta reconocer la forma en que su corazón delataba el hecho de que sus batallas internas aún seguían presentes y qué al parecer ella sería la vencedora porque no daba signos de bajar la guardia. Tenía el cabello castaño lacio de una tonalidad tan oscura qué dificilmente se diferenciaba del negro pero qué aún así me parecía hermoso.
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Perfect
De TodoFue en aquel momento cuando el tiempo se detuvo y las manecillas del reloj no se atrevieron a seguir girando, cuando me di cuenta de que la perfección no estaba en sus ojos, ni tampoco en la curva más bonita que tenía, ni tampoco estaba en su mirada...